Predicando Mision

XXVIII domingo tiempo ordinario - 11 de octubre, 2020

Written by Equipo MISSIO | Oct 6, 2020 3:26:08 PM

Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?

Reflexiones sobre las lecturas del XXVIII domingo del tiempo ordinario (11 de octubre, 2020): Isaías 25,6-10a; Salmo 22; Filipenses 4,12-14.19-20; Mateo 22,1-14

MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.

El banquete del Reino es un don gratuito que cuenta con la libertad humana para decir sí a la invitación, pero también exige que cada uno sea capaz de vestirse de discípulo de Jesus cada día y en todas las dimensiones de la vida.  

Este domingo XXVIII del tiempo ordinario. La primera lectura del profeta Isaías, nos describe la invitación universal de salvación “El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros” El salmo responsorial “El Señor es mi pastor, nada me falta.” y la carta de Pablo a los primeros cristianos de Filipos nos dejan saber también, que somos cuidados y protegidos de Dios. Pablo no solo afirma la presencia y cuidados del Señor en su vida, sino la seguridad que esta se hará extensiva a los cristianos de la comunidad.   

El evangelio de Mateo por su parte también nos comparte la visión universal que tiene la salvación en Jesus. En este pasaje podemos distinguir dos partes: La primera, la presentación del Reino de Dios, la cual se da por medio de la imagen de un rey que va a celebrar las bodas de su hijo.  

Para esta celebración, el rey ha enviado invitaciones previamente, entonces pide a sus sirvientes, que vayan a recordarles a los invitados que la fecha del banquete esta por llegar. La reacción es de una violencia creciente.  

Ante este fracaso, el rey extiende la invitación a la gente “en los cruces de camino,” “Malos y buenos.” Se trata ahora de una invitación universal, abierta a todos y que supera las diferencias humanas. Esta invitación universal, aunque es causada por el rechazo de los que ya estaban invitados, va más allá, ya que es la voluntad salvífica del Rey quien aprovecha la hostilidad para manifestarse.  

La segunda parte de esta historia (Versículos 11-14) se da ya en el banquete, con la entrada del rey. Con esta entrada se señala un acontecimiento decisivo, la valoración de cada invitado. Haber sido invitado, no es suficiente, “es necesario prepararse y vestirse de fiesta” 

” Uno de los presentes no lo ha hecho, no ha sido capaz y es arrojado fuera donde reina el llanto y el rechinar de dientes. “Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos." Advertencia que más que determinar números, busca fundamentar la seriedad y profundidad con se debe tomar la invitación al Reino.    

El banquete del Reino es un don gratuito que cuenta con la libertad humana para decir sí a la invitación, pero también exige que cada uno sea capaz de vestirse de discípulo de Jesus cada día y en todas las dimensiones de la vida.   

Dios nos invita a todos a asistir al banquete de la fiesta de su Reino. ¿Estamos dispuesto a aceptar esa invitación, estamos dispuestos a vivir nuestro discipulado misionero y colaborar a que todos participen en este banquete que nos prepara Dios nuestro Padre?