La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular
Reflexiones sobre las lecturas del XXVII domingo del tiempo ordinario (4 de octubre, 2020): Is 5,1-7; Salmo 79; Flp 4,6-9; Mt 21,33-43
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
Dios nos sorprende, sus planes no son nuestros planes. Su actitud no es la misma que la nuestra, en fin, nuestra lógica esta muchas veces lejos de la lógica de Dios...
¿Quieres ser uno de sus viñadores fieles? El señor te invita este domingo a aceptar o renovar su llamado a ser uno de sus viñadores, su discípulo misionero. Llegamos hoy al domingo XXVII del tiempo ordinario. Basados en las lecturas de la liturgia de la palabra de hoy llamaremos al mensaje de hoy: ¡Se necesitan viñadores fieles con urgencia!
Jesus en el evangelio de Mateo, responde a los jefes de los sacerdotes y fariseos, quienes había desafiado su autoridad, con símbolos que ellos comprenden bien.
La viña simboliza el pueblo de Israel, a quien Dios envío a los profetas para que estos escucharan el llamado y lo siguieran. Para que se convertirán de sus actitudes y dieran mucho fruto. Sin embargo, los profetas fueron maltratados y asesinados. Pero Dios, siempre fiel a su propia alianza, le envía a su hijo, a quien también le hacen lo mismo.
Jesus entonces pregunta: ¿cuál será la reacción del dueño de la viña ante el asesinato de su propio hijo? La respuesta de los sacerdotes y fariseos nos deja ver la lógica humana: Dios se vengaría del pueblo y terminaría con él.
Pero de nuevo Dios nos sorprende, sus planes no son nuestros planes. Su actitud no es la misma que la nuestra, en fin, nuestra lógica esta muchas veces lejos de la lógica de Dios: Su hijo será la piedra angular de la viña, en una nueva etapa de la historia de salvación, Dios nos vuelve a dar la posibilidad de renovar la alianza, de ser un nuevo pueblo de Dios, capaz de dar frutos.
Los fariseos y sacerdotes al escuchar a Jesus se identificaron con sus palabras y llenaron de enojo y rabia. Su propia actitud dejaba clara su respuesta en la que reconocían la infidelidad que cometían ante Dios. La respuesta de Jesus fue fuerte y desconcertante: “Seles quitara el reino de Dios y se le entregará a un pueblo que de a su tiempo furtos que al reino correspondan.
Dios, Padre nuestro, que desde siempre nos has manifestado tu amor y que día a día nos cuidas como un viñador amoroso; guía nuestros pasos para seamos viñadores, discípulos fieles, y haz que nuestra gratitud no sea sólo de palabra, sino con obras de “derecho y justicia,” que seamos una Iglesia siempre en salida. Por Jesucristo. Tu hijo que vive y reina junto a ti en el Poder del Espíritu Santo.
