Y serán los dos una sola carne
Reflexiones sobre las lecturas del XXVII domingo del tiempo ordinario - (3 de octubre 2021): Génesis 2,18-24; Salmo 127; Hebreos 2,9-11; Marcos 10,2-16
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
Es necesario que nuestra acción pastoral como discípulos misioneros sea una realidad de amor y bienvenida a todos...
La liturgia de la palabra de este domingo XXVII en la primera lectura del libro del Genesis nos presenta el segundo relato de la creación. En dicho relato, el autor sagrado usando un estilo literario muy bello, nos describe la creación, centrándose en el hecho mismo de la creación del hombre y la mujer, ambos formados de la tierra y el aliento divino. Ambos son imagen de Dios, por lo tanto, comparten esa dignidad, a pesar de su diversidad. En base a este relato podemos reflexionar en nuestras relaciones personales y de pareja. Dios nos entregó un proyecto donde debemos construir la unidad en base al entendimiento de nuestro origen y desde ahí construirla con libertad y por lo tanto responsabilidad.
La segunda lectura de la carta a los Hebreos nos dice que la pasión y la muerte de Jesus no son fines en mismos, sino que son el camino hacia la resurrección y la salvación plena. Este mensaje es una oportunidad para que nosotros hoy reflexionemos como discípulos misioneros y no nos quedemos contemplando al crucificado del viernes santo, sino más que eso entendamos este paso, para pasar a vivir la misión desde la esperanza renovadora que nos ofrece la resurrección de Jesus.
En el evangelio de Marcos, son los fariseos quienes ponen nuevamente a prueba a Jesus, preguntándole que piensa sobre el divorcio y si era ilícito repudiar a una mujer. La respuesta de Jesus trae una buena nueva: ¡La salvación de Dios ha llegado! Hay una nueva oportunidad de “volver al principio” pero con una realidad nueva. La misma presencia de jesus, el cual es novedad en sí mismo. Con esto Jesus deja sin base las pretensiones de los fariseos, especialmente en lo relativo al desprecio a la mujer y así desautoriza sus opiniones como maestros de la ley.
Es necesario que nuestra acción pastoral como discípulos misioneros sea una realidad de amor y bienvenida a todos, especialmente a los que más lo necesitan, son excluidos y marginados por su raza, su idioma, su creencia, su condición económica o de salud, etc.
En este mes que celebramos la jornada mundial de las misiones podamos retomar el mensaje que el Papa Francisco nos ha enviado para la celebración de esta y que como Iglesia en salida “Vayamos a contar a otros lo que hemos visto y oído.”
