XXIV domingo del tiempo ordinario - 15 de septiembre, 2019

Posted by Equipo MISSIO on Sep 9, 2019 3:13:21 PM

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Misericordia, Dios mío, por tu bondad 

Reflexiones sobre las lecturas del XXIV domingo del tiempo ordinario (15 de septiembre, 2019): Éxodo 32,7-11.13-14; Salmo 50; 1 Timoteo 1,12-17; Lucas 15,1-32

MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.

La misericordia de Dios nos deja ver, sentir y recibir su compasión y su fidelidad. Es la oportunidad de pedir y recibir perdón. Para los cristianos más que un sentimiento de simpatía es una práctica, un don divino que, al recibirlo, nos compromete a vivirlo y practicarlo con los demás. La liturgia de la palabra hoy nos trae textos con una variedad de temas. Pero si nos fijamos bien, nos daremos cuenta de que todos ellos salen y regresan de un solo tema, como su fuente y su meta: La misericordia de Dios.

En la primera lectura del libro del éxodo, Moisés nos deja uno de los mejores ejemplos de una oración de intercesión, una oración por los demás, una oración que hace resplandecer la misericordia de Dios.

En la segunda lectura, de la primera carta a Timoteo, en el nuevo testamento, es Pablo quien nos da un testimonio de la misericordia de Dios, quien, por medio de Jesucristo, lo perdono y, dándole la gracia, la fe y el amor, lo llamo a ser su discípulo. Pablo invita a confiar en Jesus a través de su propio testimonio, pues tiene claro que la misericordia recibida de parte de Dios puede y debe ser compartida en la comunidad a través de palabras y acciones.

En el evangelio, Lucas comienza con una crítica de los fariseos y escribas, quienes no veían “con buenos ojos” las relaciones que Jesus con los pecadores. Jesus responde con tres diferentes parábolas donde deja clara la misericordia de Dios. En la primera ellas Dios en la figura de un pastor y su rebaño, esta tan empeñado de recibir al pecador, que es la oveja que se ha salido del redil, que es capaz de dejar solo el rebaño, con tal que buscar la oveja perdida.

En la segunda parábola en la figura de una mujer y la moneda perdida, Dios nos muestra el gran valor que tiene para él, el pecador, cuando es capaz “de darle vuelta a todo” para encontrarlo. La tercera parábola es la más conocida y la más fuerte, llamada la parábola del hijo prodigo, Donde Dios en la figura de un padre de familia, se alegra y celebra la conversión de uno de sus hijos, quien después de gastar toda la fortuna, se da cuenta que no hay como la casa del padre y regresa. El padre de familia siempre ha estado esperándolo y celebra el reencuentro.

Que este domingo, nos sintamos amados, valorados, protegidos e invitados a recibir la misericordia del Padre. Que podamos pedir y recibir perdón y que, abrazados por la compasión y fidelidad de Dios, podamos como discípulos de Jesus, salir a las periferias para llevar este mensaje con palabras y acciones.         

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