No hagan diferencias en la Asamblea
Reflexiones sobre las lecturas del XXIII domingo del tiempo ordinario - (5 de septiembre 2021): Isaías 35,4-7a; Salmo 145; Santiago 2,1-5; Marcos 7, 31-37
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
La lectura de hoy se ubica en el tiempo del primer Isaías y nos presenta una llamada a confiar en Dios con signos tan fuertes y reales que fomentan la esperanza del pueblo. .
Este domingo XXII del tiempo ordinario la liturgia de la palabra nos trae lecturas que nos presentan al profeta Isaías, al apóstol Santiago y al mismo Jesus sembrado con aliento y esperanza. Proponiendo que la justicia y la fraternidad sean nuestros signos en el trato con los demás especialmente con los más necesitados.
"Sean fuertes, no teman. Miren a su Dios que trae el desquite, viene en persona, resarcirá y los salvará." El libro del profeta Isaías, conocido como el profeta de la consolación fue redactado por varios escritores con diferentes estilos. Pero, guarda una profunda unidad. Los estudiosos distinguen tres partes distintas llamadas Primer, segundo y tercer Isaías. La lectura de hoy se ubica en el tiempo del primer Isaías y nos presenta una llamada a confiar en Dios con signos tan fuertes y reales que fomentan la esperanza del pueblo.
“Hermanos míos: No junten la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con el favoritismo.” La carta de Santiago pone en contexto el llamado a los cristianos a que sus acciones deben reflejar lo que creen. Esta carta trata el tema de que “la fe sin obras está completamente muerta.” Si decimos que amamos a Jesus, no podemos obrar en contra de la fraternidad que nace y se nutre del amor y la justicia.
"Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos." El evangelio de Marcos nos presenta a Jesus “en tierra pagana” donde le trajeron un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos para sanarlo. Hoy Marcos nos da claras muestras de que no solo el pueblo de Israel es el destinatario del anuncio del Reino de Dios. Jesus en esta ocasión va a la acción. Y nos vuelve dejar a nosotros que nuestra fe debe ser acompañada de nuestras acciones.
Que este domingo XXIII del tiempo ordinario podamos meditar y fortalecer nuestro discipulado misionero y que, tomando la palabra de Dios, la doctrina y la teología nuestras luces, podamos fortalecer la fraternidad en nuestras familias, en nuestras iglesias y comunidades sembrando con nuestras acciones aliento y esperanza, especialmente con los más necesitados.