Reflexiones sobre las lecturas del XVIII tiempo ordinario - (31 de julio 2022): Eclesiástico 1,2; 2,21-23; Salmo 89; Colosenses 3,1-5.9-11; Lucas 12,13-21
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
Que esta celebración de la memoria de Joaquín y Ana como padres de la Maria nos ayuden a renovar nuestra realidad como pueblo de Dios, un pueblo que tiene una misión...
¿Dónde está el verdadero sentido de vivir?
¿Cuáles son nuestros retos en la búsqueda de vivir bien y mejor?
Estas y otras preguntas sobre la vida nos las hemos planteado antes en algún momento, y hoy, la liturgia de la palabra nos invita volver a repensarlas desde nuestra identidad de discípulos de Jesus.
El libro del Eclesiastés, en el antiguo testamento, en general es un libro desconcertante, pues discute las creencias tradicionales sobre la sabiduría judía. Poniendo la misma en tela de juicio. Su autor es anónimo y se llama a sí mismo “Qohélet” palabra hebrea que significa “asamblea,” y que en griego se traduce como “ecclesia.” La pregunta que mueve toda la reflexión de Qohélet en este libro es ésta: “¿Qué provecho saca el ser humano de todos sus afanes bajo el sol?” Y su respuesta es la famosa frase: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad”
El evangelio de Lucas nos presenta un pasaje bíblico que va por la misma línea del Eclesiastés: el ser humano busca sin descanso el sentido de la vida, la alegría y la felicidad, pero esta búsqueda plantea retos que son peligrosos. Uno de ellos es caer en la trampa de creer que la felicidad está basada en acumulación de bienes y poner todo el afán en tener más y más, cayendo en la codicia.
Jesus expresa esto de manera clara al decirle a la gente: "Miren: Guárdense de toda clase de codicia, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes." Con esto, Jesus va directamente a la raíz del problema planteado por los hermanos en litigio en evangelio de Lucas. Ya que desenmascarando primero, la codicia que nos domina, podremos entonces, hacer justicia: solo así podremos respetar los derechos de los demás y defender los nuestros.
Que hoy podamos plantearnos la vida desde una perspectiva cristiana y salgamos de nosotros mismo al encuentro de los demás. Que este encuentro nos ayude a encontrar el sentido más profundo de la vida, tanto a nivel personal como comunitario. Que podamos ser justos y solidarios, especialmente con los que lo necesitan más. Que nos encontremos a nosotros mismos, que aprendamos a defender los valores y los derechos propios y que encontrándonos, consigamos entender el llamado que Jesus nos ha hecho y que, finalmente lo sigamos, para asi vivir y que esta vida sea en abundancia.