Convoquen a la fecundidad misionera
Reflexiones sobre las lecturas del XII domingo tiempo ordinario (21 de junio, 2020):Jeremías 20,10-13; Salmo 68; Romanos 5,12-15; Mateo 10:26-33
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
Renovemos hoy el compromiso y retomemos la misión que Jesus nos encomendó...
“A ti encomendé mi causa.” Regresamos hoy al tempo litúrgico ordinario o durante año, después de vivir los tiempos fuertes de la cuaresma y la pascua. También después de haber celebrado fiestas importantes como pentecostés. Las lecturas de la liturgia de la palabra de este domingo nos relatan hechos y acciones; controversias y adversidades que sucedieron, tanto en el antiguo como el nuevo testamento a los seguidores de Dios.
En dichas lecturas también podemos encontrar elementos de discernimiento que podemos reflexionar y ojalá poner en práctica en nuestro discipulado misionero. Para que también seamos capaces de ver y discernir los propios desafíos que nuestra realidad de hoy nos trae y recordar, cómo nos invita el Papa Francisco, que la tarea que nos apremia ayer como hoy, es comunicar la buena nueva que da esperanza, que no es más que la predicación alegre, paciente y progresiva de la muerte y resurrección salvífica de Jesucristo. (AE #110)
En el evangelio, Mateo, nos relata algunos dichos y refranes con los Jesus exhortaba y motivaba a la comunidad de discípulos misioneros a no perder el ánimo, ni la razón del porque hacían las cosas, especialmente frente a las adversidades.
Ya que la realidad económica, política y religiosa de su tiempo era bastante compleja, violenta y alienante. Jesus a la vez que motiva a sus discípulos y los invita a no tener miedo, también les dice cuál debe ser su actitud y las consecuencias de seguirlo o no seguirlo.
Pablo en la carta a los romanos, enfrenta el mismo problema desde el punto de vista de la gracia de la salvación que Jesus nos ofreció a través de sus hechos y acciones y muy particularmente a través de su muerte y resurrección. Pablo asegura que por Jesus recibimos la salvación.
Renovemos hoy el compromiso y retomemos la misión que Jesus nos encomendó y hagamos propias las palabras que nos trae el profeta Jeremías, y digamos “A ti, Señor encomiendo mi causa” pero no con un sentimiento de triunfalismo religioso o una expresión individualista que ve solo lo que hemos recibido. Si no, como discípulos misioneros, miembros de una Iglesia en salida que reconoce que la única justicia posible viene de Dios, quien es el que nos da la vida plena: ¡Convoquemos a la comunión solidaria y la fecundidad misionera con nuestra voz y nuestras acciones!