Den gracias al Señor, porque es eterna su misericordia
Reflexiones sobre las lecturas del XII domingo del tiempo ordinario - (20 de junio 2021): Job 38,1.8-11; Salmo 106; 2 Corintios 5,14-17; Marcos 4,35-40
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
Este domingo XII del tiempo ordinario, la liturgia de la palabra nos ofrece, unos textos bíblicos que nos ayudaran a reflexionar sobre la respuesta de Dios...
Como discípulos misioneros, vivimos cada día en medio de dificultades y conflictos, nuestras comunidades se encuentran asediadas por dificultades externas e internas. Son como barcas navegando en altamar en medio de tormentas y vientos fuertes. Muchas veces la desesperación y el desencanto pueden ser las consecuencias de la lucha.
Este domingo XII del tiempo ordinario, la liturgia de la palabra nos ofrece, unos textos bíblicos que nos ayudaran a reflexionar sobre la respuesta de Dios frente a nuestra oración y más aún, nos ayudaran a ver nuestra actitud de fe y paciencia frente a las realidades que como discípulos de Jesus enfrentamos.
“El Señor habló a Job desde la tormenta: …” En la primera lectura del Libro de Job vemos como el Señor le contesta a nuestro personaje desde el torbellino, una forma común en el Antiguo Testamento para las apariciones de Dios. Job es el símbolo de la paciencia y la resistencia. Asediado por todas partes, clama a Dios y este le contesta recordándole su presencia en la historia. Aquí hay un mensaje importante que rescatar: Las dificultades de la vida no podrán derrotar a quien pone toda su confianza en Dios.
“El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.” En la segunda lectura de la Carta a los Corintios, Pablo nos comenta sobre la nueva humanidad: Cristo murió por todos nosotros. Dan dándonos vida. El Amor de Dios expresado a través de Jesucristo nos ofrece una vida nueva. ¿Hemos reflexionado esta realidad en medio de las dificultades y conflictos de la vida? ¿Vivimos nuestra vida como reflejo de este amor que Dios nos comparte?
“Él les dijo: "¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?" Se quedaron espantados y se decían unos a otros: "¿Pero ¿quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!” El Evangelio de Marcos, finalmente, nos presenta el relato de la tempestad, donde los discípulos en medio de dificultades, se les olvida que el maestro sigue con ellos. Cuando nuestra fe naufraga, debemos recordar, que Jesus no ha abandonado la barca. El navega con nosotros y también es capaz de derrotar la tempestad. La certeza que Jesus está con nosotros debe fortalecer nuestra fe, nuestro amor y nuestra esperanza para así fortalecer también, la fragilidad de nuestra barca.
