Manarán torrentes de agua viva
Reflexiones sobre las lecturas de la Vigilia de pentecostés (19 de mayo, 2018): Génesis 11, 1-9; Salmo responsorial 103; Romanos 8, 22-27; Juan 7, 37-39
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
“Les digo la verdad: Les conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Espíritu consolador no vendrá a ustedes; pero si me voy, lo enviaré» (Jn. 16, 7).
El Espíritu Santo es a la vez, una promesa y un regalo ofrecido a los primeros discípulos de Jesus. De la misma manera en que esta promesa se cumplió con ellos, se cumple en nosotros hoy; ya que después de vivir la experiencia de conocer al maestro y aceptar ser sus discípulos misioneros, viene en nuestra ayuda el Espíritu Santo, para lanzarnos al mundo y despertar en nosotros todos los dones y carisma necesarios para salir y llevar a otros la buena nueva de salvación.
Las lecturas de la liturgia de la vigilia de pentecostés nos ayudan hoy a meditar y reflexionar en la persona del Espíritu santo, su poder y su misión. Que en esta vigilia podamos sentir la sed de ir a Jesus y pedirle beber de esa agua viva que renovará nuestro ser personal y también nuestras familias y comunidades. No hay mayor libertad que la que da el Espíritu. Esto nos dará seguridad en nosotros mismo y en el plan de Dios. Nos llevara a renunciar, como dice el Papa Francisco en exhortación La Alegría del Evangelio (#280), a calcularlo y contralarlo todo y permitirá que él nos ilumine, nos guie, nos oriente, nos impulse hacia donde El quiera. Él sabe bien lo que hace falta en cada época y en cada momento.
Que en este Pentecostés podamos ser ¡misteriosamente fecundos! y junto con el salmista podamos proclamar con alegría: “¡Dios mío, que grande eres! ¡Envías tu aliento, y lo creas todo, y repueblas la faz de la tierra!”