Habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo
Reflexiones sobre las lecturas del viernes santo (19 de abril, 2019): Is 52,13-53,12; Salmo 30; Heb 4,14-16; 5, 7-9; Jn 18,1-19,42
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
Viernes santo o viernes de pasion. Hoy enfrentamos la muerte de Jesus, y con ella tambien la nuestra. La realidad de la muerte es la verdad ultima que todos nosotros tenemos que enfrentar independientemente de creencias religiosas, filosoficas y politicas que profesemos. Para los dicipulos de Jesus, su muerte fue un acontecimiento tragico. Ya que ellos esperaban un Mesias que renovaria la gloria de Israel.
Por otro lado, el sentimiento de derrota estaba presente en ellos, pues los enemigos de Jesus eran triunfadores. Ya que estos lograron con su arresto y posterior muerte su cometido: Quitarlo del camino. Ya que Jesus, frente a los sacerdotes, habia denunciado el vacio de un culto formalista. Frente a los saduceos, habia reafirmado la resurreccion en contra de la negacion de la misma que estos sostenian. Frente a los fariseos, habia desenmascarado su hipocresia. Frente a los ricos, les habia hechado en cara la injusticia de sus acciones, y finalmente los romanos lo consideraron un rebelde peligroso para su imperio. En fin todos ellos ganaban.
Jesus murio en la cruz, condenado por la justicia humana y rechazado por su pueblo. Parecia que el odio habia vencido sobre el amor, que la mentira sobre la verdad, que las tinieblas vencieron a la luz. Ese viernes de pasion que hoy conmemoramos, parecia que en el Calvario todo habia terminado.
Pero no, hoy sabemos que en lo mas profundo de los aconticimientos de este viernes de muerte, la realidad mas alla y nos proclama que Jesus no fue derrotado, no lo vence la muerte, sino esta es un instrumento para la salvacion y la vida, que la cruz que era simbolo de vergüenza y dolor, se transforma en una realidad de salvacion y gloria. Lo que muchos pensaron era el fin, no fue sino el comienzo de otra etapa en la historia de salvacion.
Celebremos hoy el viernes de pasion y junto a Jesus demosle un nuevo sentido a la muerte y a la vida, al dolor y a la alegria. Aceptemos nuestra propia vocacion y lancemos a la mision de construir un mundo basado en los valores evangelicos. Hoy junto a San pablo reconozcamos a Jesus como nuestro sumo sacerdote y permitamos que su sacrificio sea fuente de salvacion para cada uno de nosostros.