El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra
Reflexiones sobre las lecturas del V Domingo de cuaresma (7 de abril, 2019): Isaías 43,16-21; Salmo 125; Filipenses 3,8-14; Juan 8,1-11
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
"Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más." Con esta frase de Jesus a la mujer sorprendida en adulterio resonando para nosotros, nos adentramos a ultimo domingo del tiempo de cuaresma. En dicho pasaje, no se explica a ciencia cierta, cual es la razón por la que buscan a Jesus para “ponerle una trampa” pero conociendo la relación de estos momentos al final de la vida de Jesus, comentada por los evangelios sinópticos, podemos decir que los escribas y fariseos ya andaban en búsqueda de alguna excusa para un juicio ya decidido.
Hoy en la historia que nos cuenta el evangelio de Juan, Los escribas y fariseos buscan a Jesus no por que confíen en su criterio o porque reconozcan autoridad en él o mucho menos porque él decidirá lo que se debe hacer con la mujer. Como mencionamos antes, ellos lo buscan para ponerlo en una disyuntiva entre la ley de Moisés y la misericordia. Jesus, reconoce las intenciones de los escribas y fariseos, el se da cuenta que realmente a ellos no les importa el bienestar de la mujer, ni mucho menos el de Jesus. Por esa razón se inclina para escribir en la tierra.
Los seres humanos somo rápidos para juzgar y condenar, muchas veces en nuestras actitudes juzgar y condenar va de la mano. Jesus, sin palabras, pero con una acción clara, muestra a los escribas y fariseos que la misericordia prevalece frente a la ley. Ellos que estaban prontos para juzgar y condenar tanto a la mujer adúltera, como a Jesus, se alejan sin decir nada.
En este V domingo de cuaresma, recibamos la misericordia de Jesus que nos dice: Yo tampoco te condeno. Anda, y en adelante no peques más. También seamos portadores de esta buena nueva que ofrece misericordia y compartámosla con los demás con acciones y palabras. Que la cuaresma sea un tiempo de reconciliación con Dios y con nuestros hermanos, para que vivíamos la pascua y pasemos del odio al perdón, de la indiferencia a la solidaridad; de juzgar y condenar a la misericordia. ¡Que el que este sin pecados, tire la primera piedra!