Señor, me enseñas el sendero de la vida
Reflexiones sobre el tercer domingo de pascua (26 de abril, 2020): Hechos 2,14.22-33; Salmo 15; 1 Pedro 1,17-21; Lucas 24,13-35
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
En estos momentos pascuales en que vivimos las consecuencias de una pandemia, renovemos nuestro discipulado misionero...
Las lecturas de este tercer domingo de pascua, nos recuerda que seguir a Jesus es toda una aventura que ofrece grandes retos para el crecimiento humano y espiritual. Una aventura que es ofrecida por Dios, donde la opción de aceptarla es nuestra. Con nuestro sí, abrimos la puerta a una historia de salvación personal que da vida plena.
Por esos quienes se encuentran con Jesus, como Pedro y los discípulos de Emaús lo siguen sin poner más obstáculos. Tomemos su ejemplo y meditemos en algunos pasos que nos pueden servir en nuestro discipulado misionero hoy:
Reconocer quien somos y como somos, como también conocer y aceptar nuestra realidad. Así Jesus nos eligió para ser sus discípulos y colaboradores.
Integrarnos a una comunidad de fe que vive el mismo proceso de vida que nosotros. Comunidad que nos ayudara a discernir nuevos ideales y experiencias. Comunidad que nos ayudara a seguir creciendo como personas y como discípulos.
Tomar el habito de la lectura y escucha de la palabra de Dios. Para disfrutarla, hacerla nuestra, dejarnos guiar y desafiar por ella.
Hacer oración personal y también comunitaria para que nos ayude a fortalecer y profundizar la comunicación con Dios. Entendiendo que la oración nos lleva a la apertura al Espíritu Santo y a darnos cuenta de que Dios sabe lo que necesitamos desde el principio.
Celebrar nuestra fe en comunidad, dándonos cuenta de la importancia de esta convivencia. Nuestro sentido de celebración litúrgico y sacramental está basado en la valoración de la comunidad como la asamblea de los que creen y celebran esa fe.
Comprometernos con la misión, una misión que nos envía fuera de nosotros mismos y nos lanza a la aventura de llevar la buena noticia no solo de palabra, sino de obra.
En estos momentos pascuales en que vivimos las consecuencias de una pandemia, renovemos nuestro discipulado misionero, y junto a él, renovemos nuestra esperanza en que Jesus resucitado está en medio de nosotros y digámosle:
Jesus tu nos mostraste el camino comunitario como un estilo para madurar en la vida. Nos dijiste que amando al prójimo aprendemos amarnos a nosotros mismos. Nos enseñaste que dando es como recibimos y compartiendo siempre alcanza para todos. Mándanos tu Espíritu para que nos guie y fortalezca en estos momentos. Que podamos ser fuertes, pero que llenos de amor y esperanza podamos también ser solidarios unos con otros para poder así sanar y reconstruir un mundo mejor. Amen