Éstos son los que buscan al Señor
Reflexiones sobre las lecturas de la solemnidad de todos los santos (1 de noviembre, 2019): Ap 7,2-4.9-14; Salmo 23; 1 Jn 3,1-3; Mt 5,1-12a
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
“Patriarcas, Profetas, Almas cándidas, santos inocentes y apóstoles, que son semilla, cimiento, luz y canto, en el coro de los ángeles, rueguen por nosotros.”
Hoy que celebramos la solemnidad de todos los santos es bueno que recordemos lo que el Papa Francisco nos dijo en la homilía de esta misa en el 2006: “Las bienaventuranzas son de alguna manera el carné de identidad del cristiano, que lo identifica como seguidor de Jesús. Estamos llamados a ser bienaventurados, seguidores de Jesús”
Ya que el llamado a la santidad es un llamado universal y que el ser bienaventurado es una identificación del cristiano podemos hoy reflexionar en dos preguntas que pueden ayudarnos a celebrar este día de una mejor manera y más profunda:
La primera pregunta sería más en sentido general: ¿Cuál es el significado de esta solemnidad que celebramos en la Iglesia hoy? Y la segunda mas en sentido personal: ¿Como podemos llegar nosotros a ser santos?
Primero, el sentido de celebrar esta solemnidad hoy es contemplar el ejemplo de los santos y animar-renovar el deseo de imitarlos y vivir como ellos: Felices de vivir cerca de Dios, de vivir bajo su luz, de ser parte de la familia de los amigos de Dios.
Segundo, para ser santos, es necesario, primero que nada, escucharlo a Jesus, sin desalentarse en los momentos difíciles; ni buscar puestos, ni el poder en sí mismo en momentos de triunfo. La santidad exige un esfuerzo constante para mantenernos en relación con Dios y buscar lo que él quiere de nosotros. Pero es posible para todos, ya que más que un esfuerzo humano es un don de Dios.
El papa Benedicto XVI (Homilía 1nov, 2006) nos amplia en este tema de la santidad diciéndonos, “que cuanto más imitamos a Jesús y permanecemos unidos a él, tanto más entramos en el misterio de la santidad divina.
Felices o bienaventurados, nos señala el evangelio de hoy. Con Jesus lo imposible se hace posible. Con su ayuda, solo con su ayuda podemos llegar a ser perfectos, como el Padre es perfecto cada uno en nuestras propias circunstancias podremos participar de estas bienaventuranzas.
