Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza
Reflexiones sobre las lecturas de solemnidad de San José, esposo de Maria (19 de marzo, 2020): 2Sam 7,4-5a.12-14a.16; Salmo 88; Rom 4,13.16-18.22; Lc 2,41-51a
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
¡Señor, mi Dios y mi salvador, día y noche estoy clamando ante ti!
Llegamos hoy a la celebración de San Jose, esposo de Maria y padre adoptivo de Jesus. En esta celebración nos acercamos a San Jose no solo como, esposo y padre, sino como parte del pueblo de la alianza: Israel.
Los textos bíblicos de la liturgia de la palabra de hoy nos ofrecen por medio de la primera lectura, en la segunda carta a Samuel, una promesa de Dios a David sobre su descendencia y su misión.
Por otro lado, en el nuevo testamento Pablo en la carta a los Romanos nos reafirma que la elección y justificación de parte Dios es obtenida por la fe y por lo tanto un regalo. A la vez esta fe nos ofrece la esperanza, la cual nos ayuda abrir nuestro ser a esas promesas de Dios.
Las dos lecturas de evangelios que se nos sugieren hoy (ya sea Mateo o Lucas,) nos dejan claro la elección de Jesus y su misión concreta. A si como también la elección de San Jose y su papel de padre adoptivo al cual fue llamado y el acepto.
¿Cómo asume y vive San Jose la vocación de ser Padre de Jesus y esposo de Maria?
San Jose asume y vive esta experiencia con discreción, con humildad y en silencio, pero con una presencia fiel y constante; aun cuando no comprende totalmente los designios de Dios para él.
En esta cuaresma, Jose nos trae a cada uno de nosotros, como hombres y mujeres, padres y madres de familia, laicos, sacerdotes y religiosos y religiosas; su ejemplo y nos deja una reflexión amplia y particular a la vez.:
¿Cómo podemos reflexionar en esta cuaresma sobre la vocación a la que Dios nos ha llamado?
Como discípulos misioneros elegidos y enviados por Jesus debemos enfrentar y superar el riesgo que nos aparta de nuestra misión evangelizadora y no nos permite descubrir el sentido más profundo del llamado que tenemos.
La vida de San Jose, el esposo de Maria y padre adoptivo de Jesus es una invitación a siempre seguir con esperanza nuestro propio llamado y descubrí en el, la plenitud de la vida. Que el evangelio donde deslumbra gloriosa la cruz de Cristo sea nuestra guía durante este caminar. Que en esta cuaresma sea San Jose con su silencio activo, quien nos conduzca al encuentro de Jesus y que él nos ilumine el camino a retomar. Para que junto al salmista podamos proclamar: ¡Cantaré eternamente las misericordias del Señor!