Predicando Mision

Solemnidad de la anunciación del Señor - 25 de marzo, 2019

Written by Equipo MISSIO | Mar 18, 2019 5:40:38 PM

 

“Le pondrá por nombre Emmanuel, que significa 'Dios-con-nosotros'”  

Reflexiones sobre las lecturas de la Solemnidad de la anunciación del Señor (25 de marzo, 2019): Is 7,10-14; 8,10; Salmo 39; Heb 10,4-10; Lc 1,26-38 

MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.

“La virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros". La conmemoración de la anunciación es una solemnidad en la escala litúrgica de la Iglesia, su especial significado es también suficiente para tenerla presente en nuestro itinerario de fe, especialmente en nuestra vivencia de la cuaresma.

Proponemos aquí tres dimensiones desde las cuales podemos reflexionar esta historia de la anunciación del ángel a Maria: Primero, Dios se unió a nuestra humanidad creada. Durante el anuncio del ángel Gabriel, el cielo y la tierra guardaron un silencio profundo para esperar ese SI de Maria, su respuesta desencadeno la encarnación de Dios en el mundo. Esta encarnación es un reto para nuestras limitaciones humanas, pues por un lado nos deja claro el inmenso amor de Dios por nosotros y por otro, también su poder transformador.     

Segundo, en Jesus: Dios se hace hombre, para que el hombre alcance a Dios. El mensaje que nos trae la anunciación es que nuestro Dios no solo se preocupa por nosotros, sino que, se ha hecho uno de nosotros, a través del anuncio a Maria, Dios se encarna en el mundo para enseñarnos cual es el mejor camino para llegar el.  

Tercero, en Dios encontramos, nuestro origen y fin. Maria confiada y humilde, libre y obediente, es el prototipo de la mujer nueva, del discípulo que recibe la buena nueva de Dios. Quien no busca anular nuestra libertad, sino que nos invita a usarla para que libremente iniciemos un proceso de ser cada vez más como él. Este proceso que llamamos de conversión es continuo y en espiral; de dentro hacia fuera y viceversa. Convirtiéndonos a cada uno en discípulos misioneros que ofrecen sus manos, sus voces y sus acciones para que la buena nueva sea conocida. Encontrando de esta manera su propia vocación: siendo protagonistas de mundo que gira a ritmo del amor de Dios.  

En esta cuaresma, al celebrar la anunciación del Señor, nos comprometamos a vivir este triple mensaje y proclamemos a todos que Dios es un Dios cercano que no solo cumple su palabra, sino que está siempre con nosotros, acompañándonos en nuestro discipulado misionero para llevar la alegría de la buena nueva que da esperanza a todos, especialmente a los que están en las periferias.