Todo el que es de la verdad escucha mi voz
Reflexiones sobre las lecturas de la Solemnidad de Jesucristo Rey del universo - (21 de noviembre 2021): Dn 7,13-14; Salmo 92; Ap 1,5-8; Jn 18,33b-37
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
Esta solemnidad indiscutiblemente nos da la oportunidad de meditar en tres temas importantes...
"Tú lo dices: soy rey.” Llegamos al término del calendario litúrgico B, la Iglesia celebra la solemnidad de Jesus como Rey del universo. Esta celebración tiene profundo significado teológico, pues no solo es el punto de llegada de una serie de lecturas bíblicas dominicales, sino que recuerda a la comunidad que Jesucristo, constituido Señor del universo, es la meta de la historia. Punto de llegada de la jornada humana y las lecturas de hoy nos lo refirmaran.
El año calendario comienza en enero y termina en diciembre. A diferencia del año litúrgico, el cual, comienza con el Adviento, preparando la navidad y termina con la fiesta de hoy, en honor a Cristo Rey. Esta solemnidad indiscutiblemente nos da la oportunidad de meditar en tres temas importantes: El Reino de Dios, El mesianismo de Jesus y nuestro discipulado misionero en relación y continuidad de los primeros.
A través de la historia hemos conocido muchos imperios, por ejemplo, el imperio persa, con Alejandro Magno, el imperio romano, etc. Aunque cada uno tiene diferentes razones y contexto históricos, estos imperios han sido fruto de acciones políticas y militares. El Reino que Jesus proclama es un llamado a vivir en libertad, es una invitación a aceptar un programa de vida promulgado-profunda y sencillamente en las bienaventuranzas.
El mesianismo de Jesus, no es solo una promesa histórica, de la llegada de un Mesías hecha al pueblo de Israel para el final de los tiempos. Es una realidad presente en medio de nosotros en el “ya pero todavía no” que nos presenta la escatología cristiana, Donde se nos invita a ser parte de este mesianismo a ejemplo de Cristo y convertirnos en sus discípulos misioneros que llevan su mensaje con palabra y acciones. El Señor nos pide nuestra participación en la construcción de este Reino, aquí y ahora.
El Reino y el mensajero, Jesus, se tornan uno solo, cuando asume el mensaje y lo encarna en el mismo, El quien asumió la condición humana y dio su vida para que nosotros tuviéramos acceso a la salvación. Nos invita por medio de nuestro discipulado misionero a ser testigos de la realidad de este Reino, llevando con nosotros la alegría del evangelio a las periferias de nuestra existencia
Celebremos entonces a Jesus como Rey del Universo y junto al salmista digamos hoy: ¡El Señor reina, vestido de majestad!