Este es el día en que actuó el señor
Reflexiones sobre el segundo domingo de pascua (Divina Misericordia) (19 de abril, 2020): Hechos 2,42-47; Salmo 117; 1 Pedro 1,3-9; Juan 20,19-31
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
"Dios es Misericordioso y nos ama a todos…"
Este segundo domingo de Pascua también celebramos el domingo de la Divina Misericordia. Fiesta adoptada litúrgicamente el día 23 de mayo del año 2000. La fiesta a la Divina Misericordia es una invitación perenne para todos nosotros a confiar en la benevolencia divina, muy especialmente en las dificultades y las pruebas que en estos momentos vivimos en el mundo con la pandemia del COVID-19.
Santa Faustina, conocida como la mensajera de la Divina Misericordia nos compartía que la finalidad de esta fiesta es hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje: “Dios es Misericordioso y nos ama a todos ... y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia" (Diario de sor Faustina)
En la pascua, celebramos a Jesus resucitado que ha vencido la muerte. A la misma vez este domingo a través de la devoción a la Divina Misericordia podemos también darnos cuenta del plan de Dios, que nos ama tanto. Reflexionemos entonces en como esta santa devoción fortalece nuestra fe y nuestra esperanza de manera especial en estos tiempos de crisis:
Primero, La Divina Misericordia nos invita a confiar en el amor y la protección del Señor; Quien a través de la historia de salvación personal y comunitaria nos muestra el gran amor que viene del Padre en el poder del Espíritu Santo.
Segundo, la devoción a la Divina Misericordia fortalece nuestra confianza, la cual es la actitud que nos lleva estar disponibles para percibir y entonces recibir el amor y protección de Señor.
Tercero, la Divina Misericordia nos invita a permitir que este amor y protección de Dios defina nuestra vida; así como recibimos misericordia debemos ejercerla. Especialmente de tres maneras: en la acción, en la oración y en la palabra.
Cuarto, el signo definitivo de discípulos de Jesus, receptores de su Divina Misericordia, es el amor activo al prójimo. La capacidad de amar, perdonar y ser solidarios con los demás son signos inequívocos de la presencia de la Divina Misericordia en nosotros
Y quinto, la Divina Misericordia nos invita a realizar al menos una obra de misericordia cada día como signo que acompañe nuestra acción misionera.
Que este segundo domingo de pascua, Jesus resucitado siga mostrándonos su Divina Misericordia y que nosotros estemos prestos a percibir su presencia que protege y da vida plena, que junto al salmista podamos proclamar: “Demos gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.”