Predicando Mision

San Juan Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia - 13 de septiembre, 2019

Written by Equipo MISSIO | Sep 9, 2019 7:06:09 PM

 

¿Acaso un ciego guía a otro ciego? 

Reflexiones sobre las lecturas de San Juan Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia (13 de septiembre, 2019): 1Tim 1,1-2.12-14; Salmo 15; Lc 6,39-42

MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.

Hoy que celebramos la memoria de San Juan Crisóstomo, Obispo y doctor de la Iglesia, la liturgia de la palabra nos presenta en la primera lectura a Pablo escribiendo a Timoteo un testimonio de conversión, testimonio que nos presenta un cambio total de consciencia que ofrece una nueva condición de vida al apóstol, una manera nueva de ver y vivir su realidad.

Pablo nos confirma de que, por medio de Jesus llego a una manera radical de evaluar la vida, una manera que lo hace consciente de quien era y de quien es. Una manera que lo hace responsable de sus acciones y de la manera en que se relaciona con los demás. Pablo, finalmente, puede reconocer la confianza y a la vez la fortaleza que el llamado Dios le ha ofrecido.

En el evangelio de Lucas nos encontramos a Jesus hablándoles a sus discípulos por medio de la parábola “de un ciego guiando a otro ciego” e invitándolos a la conversión, a ese proceso de cambio, del Pablo hablo en la primera lectura. Jesus insiste a sus discípulos en que busquen la conversión personal primero, antes de poner atención en la conversión de los demás, les pide poner atención en “la viga de su propio ojo” antes de intentar sacar “la mota del ojo de otros” 

San Juan Crisóstomo hoy se une a esta reflexión sobre la conversión con las siguientes palabras: “¿Durante cuánto tiempo aún estaremos clavados a la realidad presente? ¿Cuánto tiempo aún hará falta antes de que podamos librarnos de ella? ¿Durante cuánto tiempo aún descuidaremos nuestra salvación? Recordemos aquello de lo que Cristo nos ha considerado dignos; démosle gracias, glorifiquémoslo, no sólo con nuestra fe, sino también con nuestras obras efectivas, de modo que podamos alcanzar los bienes futuros por la gracia y la amorosa ternura de nuestro Señor Jesucristo, por el cual y con el cual sea gloria al Padre y al Espíritu Santo, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.”

Que hoy con la compañía de Pablo, Timoteo, San Juan Crisóstomo y todos los padres de la Iglesia, podamos renovar nuestro discipulado misionero y continuar más conscientes de nuestro proceso de conversión personal y que este nos lleve a fortalecer la comunidad de discípulos, que es la misma Iglesia. Para que juntos renovados, podamos ser una Iglesia en salida, una Iglesia lista para ir a las periferias de nuestras realidades a llevar la buena nueva que da esperanza.