Espiritu Santo, ¡llenanos de ti!
Reflexiones sobre las lecturas de Pentecostés - (23 de mayo 2021): Hechos 2,1-11; Salmo 103; 1 Corintios 12,3b-7.12-13; Juan 20,19-23
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
Que la fiesta de pentecostés, que nos llega después de celebrar el tiempo pascual, no ayude a entender mejor el papel que el Espíritu Santo juega en nuestras vidas y familias.
“Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar.” Llegamos a la celebración del día de pentecostés en medio de la pandemia del COVID-19, así hemos vivido la mayoría de nosotros por más de un año, reunidos en “un solo lugar:” nuestras casas. Y, aunque ha sido por diferente razón, podemos reflexionar en algunos elementos que nos pueden llevar a tener un pentecostés en nuestra iglesia domestica: Nuestra familia.
Pentecostés es la celebración de la llegada del Espíritu Santo, el nacimiento de la Iglesia como comunidad en salida. Hoy es también la oportunidad para la familia, “reunida en un mismo lugar” de renovar la vivencia de la fe y de nuestro compromiso cristiano. Esta familia compuesta por: los Padres, hijos, tíos, sobrinos, abuelos, nietos y muchos otros que por alguna otra razón y a veces sin ningún lazo sanguíneo, también forman parte de esta cercanía única, es llamada a vivir su pentecostés.
Los discípulos al encontrarse con Jesus resucitado y ser testigos de su ascensión al cielo, se quedaron reunidos “en un mismo lugar” esperando el cumplimiento de la promesa del maestro. Ellos ya habían vivido el miedo y la incertidumbre de la muerte del maestro. También ya habían aprendido, a través de estos hechos, que no tenían que darse por vencidos, ni frente a la desesperanza, ni tampoco frente a la duda. Pues la resurrección había fortalecido su esperanza.
¿Qué era lo que los discípulos esperaban “todos reunidos”? Jesus en el relato del capítulo 7 del evangelio de Juan de la vigilia de hoy, les asegura que el, es la fuente “de agua viva” y que, si van a él, saciara su sed y así, también los discípulos llevaran de esa agua de vida a otros. Las promesas de Jesus se cumplen hoy, para nosotros, ya que somos herederos de esta promesa. Por eso es importante preguntarnos: ¿De qué tenemos sed? ¿De qué tiene sed nuestra familia?
Que la fiesta de pentecostés, que nos llega después de celebrar el tiempo pascual, no ayude a entender mejor el papel que el Espíritu Santo juega en nuestras vidas y familias. Que en estos momentos difíciles que vivimos donde la enfermedad, la duda y el miedo ronda nuestras comunidades, nos retemos a “permanecer unidos” que podamos tomar el ejemplo de los discípulos quienes, fortalecieron su fe a través de experimentar al resucitado en medio de ellos y con la seguridad en sus promesas siguieron adelante cada día, a cada momento hasta el cumplimiento de estas.