Dichoso el pueblo que el Señor se escogió por heredad
Reflexiones sobre las lecturas de la Solemnidad de la santísima trinidad (20 de mayo, 2018): Dt 4,32-34.39-40; Salmo 32; Rom 8,14-17; Mt 28,16-20
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
“Un solo Dios en tres personas,” La celebración de la Santísima trinidad, nos da la oportunidad de reflexionar, conmemorar y relacionarnos con nuestro Dios que es comunidad en sí mismo.
Y que, en esa realidad divina, ha ido mostrándonos paso a paso su diversidad de personas en la unidad de un solo Dios creando así una serie de sucesos en el tiempo, que es un tiempo de salvación.
Las citas bíblicas de la liturgia de la solemnidad de la Santísima trinidad nos presentan fundamentos de esta realidad divina, que nos es difícil entender y que solo podemos hacerlo a través de ejemplos de imágenes, palabras y conceptos. Que en realidad solo se acercan a la verdad. Pero son un puente de reflexión para vivir esta realidad teológica.
La Lectura del Deuteronomio, nos presenta a Moisés invitando al pueblo Israel a meditar sobre Dios, él les dice que se pregunten, si algún otro Dios se ha mostrado a ellos en la historia (de salvación) con poder como en Egipto. Dios ha mostrado, les dice, su elección y cuidado a Israel, Frente a este Dios único, omnipotente y omnipresente, Moisés invita al pueblo a meditar y aceptar en el corazón que “El Señor es el único Dios, allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro.” Y como segundo momento los motiva a: “guardar su preceptos y mandamientos.” para que sean felices ellos y sus hijos.
Las lecturas de la carta a los Romanos y el evangelio de Mateo nos dejan no solo experimentar la presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, sino que también su poder y su relación entre ellos, constituidos en una sola unidad y lanzándonos con poder y en su nombre a seguir la misión de llevar la noticia de la buena nueva de Jesus.
Que en esta celebración de la santísima trinidad podamos proclamar con el salmista (salmo 32) “Dichoso el Pueblo que el Señor se eligió por heredad” y salgamos a llevar la alegría del evangelio en unidad y comunidad reconociéndonos herederos del Amor que Padre, receptores de la salvación que Jesus, nos comparte en el Poder del Espíritu Santo, quien nos permite ser una comunidad de discípulos unidos en la fe en la diversidad de lenguas y culturas.