Sube aquí, y te mostraré lo que tiene que suceder después
Reflexiones sobre las lecturas de la presentación de la santísima virgen Maria (21 de noviembre, 2018): Ap 4,1-11; Salmo 150; Lc 19,11-28
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
"Eres digno, Señor, Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; porque por tu voluntad lo que no existía fue creado."
Estamos en la semana 33 del tiempo ordinario. Las lecturas de la liturgia de este día en que celebramos la fiesta de la presentación de la Santísima virgen Maria al templo, se une y a la vez también le dan sentido a dicha celebración.
Dichas lecturas nos invitan como discípulos misioneros a vivir colocando nuestra mirada en el presente donde Dios, se revela y salva en las cosas cotidianas; grandes y pequeñas. Al darnos cuenta de esa presencia salvadora de Dios, hemos de poder encontrar en este presente la memoria histórica de esta salvación, memoria que viene del pasado, retoma nuestro presente y nos lanza con esperanza hacia el futuro. Esta historia de salvación es personal, pero también comunitaria.
En este presente, que es nuestro momento, nuestra oportunidad de ser discípulos protagonistas de la historia, todos hemos recibido de Dios por medio de la vida unos talentos para colocarlos al servicio de los demás y al servicio de la construcción de la comunidad, donde también nosotros estamos insertos.
En este caminar y en esta construcción de nuestro ser personal y comunitario como discípulos está siempre Maria, ella es la madre de la Iglesia evangelizadora, sin ella no podemos comprender el espíritu de una nueva evangelización que nos reta hoy. Sin ella nos vemos huérfanos, ya que ella como madre de todos, se acerca a nuestras vidas para acompañarnos por esta historia de salvación, abriendo los corazones a la fe con ese cariño maternal.
La fiesta de la presentación de la Santísima virgen Maria, nos ayuda hoy a celebrar la elección de la mujer que sería la madre de Dios y de la Iglesia. Quien a través de sus padres: Ana y Joaquín, fue presentada a Dios desde pequeña. Lo que también nos reafirma la importancia de la familia en nuestra historia de salvación. Al celebrar hoy junto a Maria, su elección y entrega en la historia de salvación, le rogamos que con su oración maternal nos ayude para que la Iglesia pueda también ser madre también para todos los pueblos y así podamos ser, como comunidad de discípulos, protagonistas de una nueva etapa de misión en esta historia de salvación.