Bendita eres entre todas las mujeres
Reflexiones sobre las lecturas de La bienaventurada virgen Maria madre de la Iglesia - (24 de mayo 2021): Génesis 3:9-15, 20; Salmo 87:1-3, 5-7; Juan 19:25-34
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
Con su “si” al plan de Dios permitió la acción del mismo Dios en el mundo, fue el inicio de una cadena de “sis” que requirieron de Maria constancia y disponibilidad.
Estamos en el mes de mayo, mes que en muchos países es dedicado a la virgen Maria, detengamos entonces un momento para reflexionar en el rol que Maria tiene como madre de la Iglesia. La madre siempre vela por lo mejor de su familia, es no solo el corazón, sino la mujer que fortalece el hogar, manejando muchos detalles a la vez, siendo la acción siempre certera para cuidar de estos detalles y de los acontecimientos importantes de los individuos y de toda la familia.
Nosotros los cristianos “Tenemos a una Madre que nos defiende, nos enseña, nos acompaña; que no se avergüenza de nuestros pecados. No se avergüenza, porque ella es Madre” (Papa Francisco 2016)
Maria es la joven mujer y madre de los “sís” que traen esperanza. Por esa razón hoy cuando celebramos su rol en la Iglesia como madre, podemos proclamarla “La Madre de la esperanza.” Madre de nuestra esperanza cristiana. Pues ella misma en su historia atravesó más de una noche oscura con la luz de su fe, Una fe llena de esperanza que le dio la certeza para responder “si” a la propuesta de Dios.
Maria, mujer todavía en la flor de la juventud, responde con valentía, no obstante, no sabía nada del destino que le esperaba. María en aquel instante se presenta como una de las tantas madres de nuestro mundo, valerosa hasta el extremo cuando se trata de acoger en su propio vientre la historia de un nuevo ser humano que nace.
Con su “si” al plan de Dios permitió la acción del mismo Dios en el mundo, fue el inicio de una cadena de “sis” que requirieron de Maria constancia y disponibilidad. Que requirieron certeza y esperanza a la vez. Las lecturas de la liturgia de hoy nos invitan a meditar en este rol de madre que solo una mujer puede hacer; en especial en el rol de la Madre de Jesus y de la Iglesia, que solo Maria puede también ejercer.
Que sea pues hoy una invitación a reconocer que no estamos huérfanos de madre, ¡Maria es nuestra madre! A ella debemos pedir su intercesión para que, como madre de la esperanza, nos ayude a renovar nuestro discipulado misionero con Jesus. Para que podemos lanzarnos a llevar la buena nueva a todo el que necesite.