¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
Reflexiones sobre las lecturas de La asunción de la Virgen Maria (15 de agosto, 2020): Apocalipsis 11, 19a;12,1.3-6a.10gnos ab; Salmo responsorial: 44; 1Corintios 15,20-27a; Lucas 1,39-56
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
Que la asunción de Maria nos reafirme en nuestra misión de ser portadores de la buena nueva que da esperanza.
Celebramos hoy la asunción de la virgen Maria al cielo. La liturgia de la palabra entre señales, afirmaciones y proclamaciones nos refirma que la historia de salvación tiene un antes y un después en Jesus: ¡la máxima revelación de Dios!
La virgen Maria, la madre de Jesus y de la Iglesia juega un papel muy importante y esencial en esta historia. Ella “la mujer del “Si,” siempre disponible para recibir la Palabra de Dios y con ella la misión; tuvo la fortaleza para mantenerse de pie en cada momento de su vida hasta el final. Celebremos hoy la asunción al cielo de Maria: La Mujer, la Esposa, la Madre, la Hija, la discípula y compañera de camino.
La primera lectura del libro del apocalipsis, contrario a lo que muchas veces se piensa de este género literario; nos muestra que Dios a través de señales, nos invita a tener esperanza. La Virgen Maria asunta al cielo, es la figura de la Iglesia tanto la celestial como la terrenal de la que nace Jesus, Maria, en este contexto prefigura el triunfo de toda la Iglesia con Cristo, por él y con él.
La segunda lectura de la primera carta a los Corintios nos trae el mensaje de la resurrección de Jesus: Cristo le ha ganado a la muerte a fin de liberar a los que estaban bajo su poder. El garantiza con la resurrección, la vida en abundancia, así nos da la vida eterna. La lectura nos presenta también la pedagogía de Dios: Por un ser humano entro la muerte, por otro, llega la vida, la resurrección. Maria con su maternidad y su vida de discípula es parte fundamental de esta historia de victoria de la vida sobre la muerte.
En la lectura del evangelio, Lucas es quien pone en boca de Maria la proclamación del Magníficat, un canto judeocristiano inspirado en el cantico de Ana en el antiguo testamento (I Samuel) este cantico irrumpe como una proclamación en el encuentro de dos madres cuyos hijos dan continuidad a la historia de salvación: Antiguo y Nuevo Testamento se unen para proclamar las grandezas de Dios y manifestar a la vez la predilección de Dios por los humildes de la tierra.
Que la asunción de Maria nos reafirme en nuestra misión de ser portadores de la buena nueva que da esperanza. Que al igual que ella podamos dar nuestro “si” a Dios para unirnos a la historia de nuestra propia salvación personal y comunitaria más allá de las periferias de nuestra propia existencia.