Dios nos reconcilió consigo
Reflexiones sobre las lecturas del IV Domingo de cuaresma - (27 de marzo 2022): Josué 5, 9a.10-12; Salmo 33; 2 Corintios 5,17-21; Lucas 15,1-3.11-32
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
Que hoy podamos reflexionar en nuestra propia historia de salvación y encontrar respuestas a las preguntas...
En la primera lectura de este domingo, libro de Josué nos trae un tema que es fundamental para la liturgia: La pascua judía. El pueblo de Israel celebra al entrar a la tierra prometida “que Hoy Dios los ha despojado del oprobio de Egipto." Esta celebración y su contexto histórico marca el término de una etapa y el comienzo de una nueva para Israel. Es importante hacer notar que Israel hace memoria de los acontecimientos salvadores de Dios en la historia (historia de salvación) y al hacerlo, reafirma y celebra el hecho de ser el pueblo escogido y protegido por él.
En la segunda lectura, Pablo en su segunda carta a los Corintios, nos habla de la persona de Jesus, el Cristo; poniéndolo como centro de la historia de salvación y reafirmando que con Jesus, en Jesus y por Jesus se abre otra y definitiva etapa de salvación: “El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.” Pablo también reafirma el discipulado y la misión al decirnos que, “por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo nos exhortara” a ir a otros a decirles: “en nombre de Cristo les pedimos que se reconcilien con Dios.”
Finalmente, en el evangelio de Lucas, evangelio conocido como el evangelio de la misericordia, se nos presenta el pasaje bíblico donde Jesus cuenta la historia conocida como la parábola del hijo prodigo, para dar una lección a los fariseos y escribas, quienes lo criticaban por “preferir” escuchar y comer con publicanos y pecadores. En el contexto de las otras lecturas de hoy y de la cuaresma, este pasaje bíblico y su parábola del hijo prodigo nos lanza ciertas preguntas para nuestra reflexión como discípulos misioneros:
¿Qué mensaje nos manda la actitud del hijo menor? ¿Cuál es la actitud del padre frente al hijo perdido? ¿Qué mensaje nos manda la actitud del hijo mayor? ¿Cuál es la actitud del padre frente al hijo mayor? ¿Cómo pueden los dos hijos reconciliarse entre sí?
Que hoy podamos reflexionar en nuestra propia historia de salvación y encontrar respuestas a las preguntas anteriores. Jesus con su vida y su palabra revelo la voluntad de Dios. que como discípulos de Jesus mostremos siempre el Rosto de la misericordia de Dios, manteniendo nuestras puertas y mentes abiertas a su misericordia y que seamos signo viviente de la misma para ser instrumentos de que su misericordia llegue a otros.
