El Señor es compasivo y misericordioso
Reflexiones sobre las lecturas del III Domingo de cuaresma - (20 de marzo 2022): Éxodo 3,1-8a.13-15; Salmo 102; 1 Corintios 10,1-6.10-12; Lucas 13,1-9
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
Pablo nos pide que “no nos durmamos en nuestros laurales” y ¡tengamos cuidado! pues el riesgo de caer esta cercano. Ya que nuestra escucha debe también ser activa: ¡Con palabras y con obras!
"Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob." En la lectura del libro del Éxodo en la liturgia de hoy, nos encontramos con una triple acción de Dios: primero, su presentación, luego el llamado o vocación de Moisés y por último su decisión de intervenir en un momento especifico de la historia para liberar a Israel en Egipto.
Esta trilogía activa de Dios dejara para Israel y para nosotros sus discípulos hoy, algunos fundamentos claros sobre la identidad de Dios, primero, el llamado o vocación y segundo el porqué de la acción de Dios en la historia. Tercero, Dios se muestra así mismo y da su nombre: “Yo soy el que soy.” cuarto, Dios elige a Moisés como su representante, su discípulo, para que hablen y actúen en su nombre. Por último, quinto y muy importante responde a una pregunta, a un llamado, a un clamor de su pueblo…
¿Cómo y porque Dios interviene en la realidad de su pueblo? Dios interviene en la historia porque “escucha” este “clamor” Esta última dimensión de la trilogía de la acción de Dios es la razón principal de la presencia activa de Dios en la historia de su pueblo: “Dios escucha sus quejas y viene a liberarlos para llevarlos a una nueva tierra, la tierra que mana leche y miel.”
Es por esa razón que Pablo en la primera carta a los Corintios nos recuerda en palabras directas que toda la historia de salvación debe servirnos de “espejo y esperanza” para reconocer la triple acción de Dios y aprender de la historia y así como Dios “sabe escuchar,” nosotros tenemos que aprender a “escuchar a Dios.” También Pablo nos pide que “no nos durmamos en nuestros laurales” y ¡tengamos cuidado! pues el riesgo de caer esta cercano. Ya que nuestra escucha debe también ser activa: ¡Con palabras y con obras!
Lucas en su evangelio, termina este mensaje de hoy diciéndonos que no bastan las palabras, de nada sirve una higuera infértil. Una higuera debe dar higos. Un Pueblo de discípulos de Jesus, debe escuchar a Dios y edificar un Reino que dé frutos de verdad, de justicia y de paz, de libertad, de vida y de esperanza. El viñador, Jesus sigue escuchándonos y creyendo en nosotros “a ver si damos fruto.” Hoy es el momento adecuado. Hoy es el tiempo de salvación.