“Escucha, pueblo mío, mi enseñanza”
Reflexiones sobre las lecturas de la Fiesta de la exaltación de la cruz (14 de septiembre, 2020): Núm 21,4-9; Salmo 77; Flp 2,6-11; Jn 3,13-17
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
Jesus tiene que ser elevado sobre los intereses particulares, tiene que ser elevado sobre los intereses del tener, del poder y del placer.
Celebramos hoy en muchos países la exaltación (litúrgica) de la cruz. Esta fiesta nos ofrece una oportunidad privilegiada para realizar una reflexión que nos ayude a superar el enfoque que muchas veces tenemos frente al dolor. No se trata de sufrir por sufrir, olvidando lo transcendente de la muerte de Jesus en la misma cruz, como parte de su misterio pascual que nos trajo la salvación.
La liturgia de la palabra nos presenta hoy tres lecturas que giran su atención alrededor del tema del exaltamiento. En la lectura del libro de los números, en antiguo testamento, Dios responde a Moisés: “Haz una serpiente y colócala en un estandarte: los mordidos de serpiente quedarán sanos al mirarla". Así quedarían con vida todos aquellos que fueran mordidos por las serpientes enviadas por Dios como castigo por sus acciones. Así también, la Imagen de la serpiente portadora de la muerte, se convierte para el pueblo arrepentido en sanación y vida.
En la lectura de la carta a los Filipenses, Pablo reflexionando sobre el inmenso Amor de Dios por nosotros expresado concretamente en Cristo. Pablo afirma que “por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.”
En el evangelio, Juan nos presenta a Cristo conversando con el temeroso Nicodemo, quien lo ha buscado en la noche. En la conversación Jesus mismo hace mención de la cita en libro de los números para referirse su propio misterio pascual: "Lo mismo que Moisés elevó a la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna."
¿El hijo del hombre tiene que ser elevado? ¡si! Jesus tiene que ser elevado sobre los intereses particulares, tiene que ser elevado sobre los intereses del tener, del poder y del placer. De esa manera Jesus elevado en la cruz se convierte en nuestra salvación, se convierte en signo de la nueva alianza y fuente de esperanza “en especial en estos tiempos difíciles. Para que todo el que crea tenga por él vida eterna.”
Dios nuestro que has puesto la salvación del género humano en el árbol de la cruz, para que donde tuvo origen la muerte, de allí resurgiera la vida. Fortalece a través de nuestro discipulado la fe, la esperanza y el amor. Para que vivíamos nuestra vida a luz de tu salvación.