Yo soy el pan vivo bajado del cielo
Reflexiones sobre las lecturas de El Santísimo cuerpo y sangre de Cristo (Corpus Christi) (14 de junio, 2020):Deuteronomio 8,2-3.14b-16a; Salmo 147; 1 Coríntios 10,16-17; Juan 6,51-58
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
“Jesus pan de vida”
“Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida..." Llegamos este domingo a la celebración del Corpus Christi, el cuerpo y la sangre de Cristo. Y, aunque en general los católicos concebimos esta solemnidad como la fiesta de “Jesus pan de vida” e inmediatamente nos refiere a la eucaristía, donde el cuerpo y la sangre de Cristo, después de las palabras de consagración, son compartidos en la comunidad de Discípulos bajo las especies de pan y de vino; debemos aquí hacer un alto para “recordar” e incluir, en esta solemnidad, al “Jesus histórico” o sea al Jesus que vivió entre nosotros por más o menos 33 años.
La vida, pasión, muerte y resurrección de Jesus; son acontecimientos que, acompañados de la posterior reflexión teológica de la primeras comunidades, nos ofrecen la oportunidad de integrar como parte de la historia de salvación al Jesus histórico con el Jesus eucaristía y hoy es importante para nosotros mencionar y reflexionar en estos hechos para finalmente, poder rendirle una adoración eucarística más completa, profunda y con sentido misionero en especial en este día del “corpus Christi” como nos invita la Iglesia a través de la liturgia (Misal Romano en su numeral 3)
En cuanto a las lecturas, en el libro del Deuteronomio, es Moisés quien, dice al pueblo de Israel: “recuerda,” Esta invitación a ver la historia de la fe, la historia de la salvación es la invitación a Israel a ver la presencia de Dios, quien no solo ha irrumpido en un momento dado en esa historia del pueblo, sino que ha estado presente en todos los momentos alegres y tristes. Nunca Dios los ha abandonado.
Pablo en la primera carta a los Corintios agrega a la reflexión el sentido de comunión: Quien come el cuerpo y bebe la sangre de Cristo entra en comunión con él y así con toda la comunidad de discípulos, entramos en comunión, unos con otros, formando un solo cuerpo. La unidad es el resultado de la comunión.
Finalmente, en el evangelio de Juan, Jesus reafirma que el que él es “el pan de vida” clarificando al mismo tiempo que quien lo comen está en comunión con el Padre y vivirá para siempre. Pidamos a Jesus nuestro pan de vida, que nos une en comunión con el Padre y entre nosotros mismos, Que su presencia eucarística siga siendo alimento de vida, de comunión y acción misionera.