Antes de que llegara Cristo, Juan predicó
Reflexiones sobre las lecturas de El nacimiento de Juan Bautista. Solemnidad - (23 de junio 2022): Is 49,1-6; Salmo 138; Hch 13,22-26; Lc 1,57-66.80
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
Hoy en la celebración del nacimiento de Juan Bautista, retomemos la invitación del papa Francisco a renovar nuestro encuentro personal con Jesucristo o, al menos...
Hoy celebramos la solemnidad el nacimiento de Juan Bautista. Las lecturas de la liturgia de hoy nos conducirán nuevamente por la historia de salvación, para presentarnos y ayudarnos a reflexionar sobre su vocación y misión; y por medio de él, en nuestra propia vocación y misión.
La primera lectura nos trae la voz del profeta Isaías en un texto vocacional por excelencia y también profético: "Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra." Estableciendo con él, la elección de Juan Bautista.
En la segunda lectura, los hechos de los apóstoles nos dejan ver la enseñanza de Pablo sobre Jesus como descendiente de David. En este contexto, Pablo confirma a Juan bautista como el precursor de este: “Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: "Yo no soy quien ustedes piensan; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatale las sandalias."”
Finalmente, el texto del evangelio de Lucas nos cuenta la historia particular del nacimiento de Juan, un nacimiento lleno de signos que motiva a la comunidad a preguntarse: "¿Quien va a ser este niño?" Porque la mano del Señor estaba con él.
Hoy en la celebración del nacimiento de Juan Bautista, retomemos la invitación del papa Francisco a renovar nuestro encuentro personal con Jesucristo o, al menos a tomar la decisión de dejarse encontrar por él, de intentarlo cada día sin descanso en la situación y lugar en que nos encontremos.
También, en este día y, a ejemplo de Juan Bautista, como discípulos misioneros refirmemos nuestra vocación y lancémonos a la misión para que así, otros puedan recibir la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de discípulos cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo.
Que hoy junto al salmista podamos proclamar: “Señor, tú me sondeas y me conoces; Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras.“