¡Alaba, alma mía, al Señor! Quien mantiene su fidelidad perpetuamente.
Reflexiones sobre las lecturas del domingo 32 tiempo ordinario (11 de noviembre, 2018): 1Re 17,10-16; Salmo 145; Heb 9,24-28; Mc 12,38-44
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
“Ella se fue, hizo lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo.” El reino que Jesus proclama no es presidido por los mismos criterios de personas como los líderes de Israel.
Este reino es construido por criterios de generosidad y solidaridad basados en el amor. Criterios que hacen que nazca una genuina generosidad desde lo cada uno es y tiene; no, de lo que no es o le sobra.
Este domingo 32 del tiempo ordinario, la liturgia de la palabra nos permite reflexionar y discernir en las dos dimensiones de este tema: Primero, nuestra actitud al dar ya sea nuestro tiempo o nuestro dinero. Segundo, nuestro comportamiento con las personas que ofrecen generosamente su tiempo y/o su dinero, comparado con aquellas que ofrecen poco o no tiene nada que ofrecer.
En la lectura del antiguo testamento, la liturgia nos presenta en libro de I Reyes, una viuda que comparte junto al profeta Elias momento difíciles para el pueblo, una sequía que el mismo profeta había pedido a Yavé. En momentos extremos, como el que ellos estaban pasados, todos evitamos gastar lo poco que tenemos, como una manera de sobrevivir. Sin embargo, la viuda es “casi obligada” a ofrecer lo “poco que tenía” y le ayudaría a mantener la vida a profeta. Este gesto de compartir tiene un desenlace afortunado para ella y para nosotros es un momento de reflexión: ¡No le falto harina en la tinaja, ni aceite en la jarra!
En el evangelio Marcos, se nos presentan dos partes claras: La primera, que es continuación del tema del domingo pasado sobre los mandamientos más importantes, aquí Jesus previene a sus discípulos para que no vaya a repetir el modo de ser de los escribas, quienes son muy superficiales con la fe, pero que interiormente les hace falta amor a Dios, al prójimo y ellos mismos. La segunda parte va mas en consonancia con la lectura de I reyes. Y nos deja un mensaje de generosidad que implica renuncia de lo tenemos y no de lo que nos sobra.
Vayamos entonces con generosidad y solidaridad, dos actitudes que nacen de la misericordia, como discípulos misioneros a darnos desde los que somos y tenemos, para llevar la buena nueva de Jesus, que transforma a todos y nos hace protagonistas de un reino donde la paz es resultado de la justicia.