Un profeta, de entre los tuyos, de entre tus hermanos, te suscitará el Señor, tu Dios
Reflexiones sobre las lecturas del Cuarto domingo del tiempo ordinario - (31 de enero 2021): Dt 18,15-20; Salmo 94; 1Cor 7,32-35; Mc 1,21-28
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
Cada precepto expresa el deseo comunitario de que cada uno de sus miembros tenga el mínimo para vivir con dignidad y de esa manera desarrolle su propio ser y en libertad pueda seguir su vocación.
En este cuarto domingo del tiempo ordinario, las lecturas de la liturgia de la palabra nos siguen indicando temas tan importantes como la vocación y la profecía. Es por eso por lo que hoy nos invitan a reflexionar sobre la relación que tienen ambas con la ley de Dios y a la misma vez nos motivan a darle una mirada diferente a esta ley, para así entenderla desde la perspectiva de Jesus. desde su enseñanzas y acciones, para poder, también, entender nuestra propia vocación y discipulado.
El libro del Deuteronomio es por decirlo de alguna manera la segunda edición de la ley mosaica y fue elaborado a lo largo de seiscientos años mas o menos. Su finalidad era regir la vida de la comunidad. Sus relaciones interpersonales y como comunidad de fe. La ley no es mas que una lista de decretos aislados que se tienen que cumplir por obligación. Cada precepto tiene como función defender la vida y la dignidad de cada persona de la comunidad. La ley expresa y cuida la vida intima de la comunidad.
Cada precepto expresa el deseo comunitario de que cada uno de sus miembros tenga el mínimo para vivir con dignidad y de esa manera desarrolle su propio ser y en libertad pueda seguir su vocación. La ley vista desde esta perspectiva es tomada como un don, un regalo como resultado de la alianza entre la comunidad y su Dios.
Tanto la alianza como la ley deben ser interiorizada y exige un cambio de mentalidad que se traduce en una convivencia social donde el derecho divino prevalece sobre las instituciones y lo central de este derecho es la persona humana y su dignidad como hijos de Dios. En esta misma realidad se ubica la promesa del profeta venidero y se compara con Moisés. El libertador de Israel.
Este profeta viene a indicar el rumbo que pueblo debe seguir. Así mismo también se preocupará por mantener vivo el Espíritu de la ley. El Deuteronomio da inicio a un sentido de la ley que Jesus encarnara en si mismo y llevara adelante con sus enseñanzas y acciones a tal grado que la gente notara la diferencia. Diferencia que hoy se ve expresada en el evangelio de Marcos: “No enseñaba como los letrados, sino con autoridad.” Mientras otros maestros y líderes respondían con exhaustivas explicaciones y citando códigos, preceptos y doctrinas, Jesús respondía con la verdad simple y clara. Preocupado siempre por la persona y sus circunstancias.
Padre y Señor nuestro, enséñanos a interpretar tu ley desde el amor para poder apoyarnos en ella y así a ejemplo de Jesucristo poder traducir nuestras palabras y acción en obras de justicia, de amor y de servicio a favor de todas las personas. Amen.