Jesús nacerá de María
Reflexiones sobre las lecturas del cuarto domingo de adviento (22 de diciembre, 2019): Isaías 7,10-14; Salmo 23; Romanos 1,1-7; Mateo 1,18-24
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
María es una figura central en la historia de salvación y por lo tanto en el adviento. Su decisión de decir “si” al plan de Dios, le permitió llegar a ser la Madre de Dios. Que la mujer que fue la “llena de gracia” y “ la bendita entre todas,” sea nuestra acompañante en el camino a Belén en esta navidad.
¿Cómo puede María ayudarnos a recibir a Jesus en esta navidad?
Mateo, en el evangelio de este domingo cuarto de adviento, nos comparte de manera sencilla el gran acontecimiento de la encarnación de Dios en la persona de María. De nuevo la iniciativa de Dios llega a la humanidad, irrumpe en la historia y nos ofrece su presencia entre nosotros.
La reacción de Jose al querer separarse de María es natural e indica la calidad humana de este hombre “justo” al no denunciarla. Pero el proyecto de Dios, no se queda ahí, requiere tanto de Jose, como de María, una fe y fidelidad mas allá de lo humano. Que profunda realidad celebramos en navidad: El encuentro de Dios con nosotros.
María, es la que decidió decir si al ángel, también es la que sabe transformar una cueva de animales en la casa de Jesus, con unos pobres pañales y una montaña de ternura. Ella es la amiga atenta para que no falte el vino en nuestras vidas. Ella es la del corazón abierto por la espada, que comprende todas las penas. Como madre de todos, es signo de esperanza para los pueblos que sufren en búsqueda de la justicia.
Ella es la misionera que se acerca a nosotros para acompañarnos por la vida, abriendo los corazones a la fe con su cariño materno. (EG #286) ella estuvo siempre presente en la vida de Jesus, luego también estuvo presente en la vida de los primeros discípulos. Así con el Espíritu Santo ella esta en medio de nosotros hoy, y sin ella, no terminamos de comprender el espíritu de la nueva evangelización.
Virgen y Madre María, tu que, movida por el Espíritu,
acogiste al Verbo de la vida en la profundidad de tu humilde fe,
totalmente entregada al Eterno, ayúdanos a decir “si” ante la urgencia,
mas imperiosa que nunca, de hacer resonar la Buena Noticia de Jesus. (EG #288)