Transcurrido el tiempo de la vida, aún vivimos
Reflexiones sobre las lecturas de la Conmemoración de los fieles difuntos - (2 de noviembre 2021): Job 19,1.23-27a; Salmo 24; Fil 3,20-21; Mc 15,33-39–16,1-6
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
La celebración del paso de la vida a la muerte tiene diferentes matices y rituales en muchas culturas cristianas... Pero todas reflejan la realidad humana frente a la muerte y su reflexión sobre lo sigue después de ella.
La liturgia de los santos difuntos es como una continuación y complemento de la fiesta a todos los santos que celebramos ayer. También, es una de la más hermosa y consoladora de todas las liturgias, pues junto a nuestros difuntos celebramos la vida en este mundo y nos enfrentamos a la muerte, como un paso ineludible para llegar a la vida eterna.
Esta profunda y sentida celebración de los santos difuntos es un acto de fe y reconocimiento de nuestra heredad, que integra a la vez la vida y la muerte; la tristeza, la nostalgia y la esperanza; ya que trae a nuestra memoria y corazón a nuestros difuntos: familiares, amigos o conocidos, quienes de diferentes maneras tienen que ver en nuestras vidas o son antepasados que cada vez que los pensamos nos hablan de nuestra fe, tradiciones y de nosotros mismos; de nuestras familias y comunidades.
La celebración del paso de la vida a la muerte tiene diferentes matices y rituales en muchas culturas cristianas o no. Pero todas reflejan la realidad humana frente a la muerte y su reflexión sobre lo sigue después de ella. Al celebrar la memoria de nuestros difuntos, sabemos que ellos conforman también el “gran ejército celestial” de los santos. Pero hoy queremos celebrar su memoria dentro de nuestra fe cristiana en cuanto a difuntos y sobre todo como “nuestros difuntos.”
Si en este día nos encontramos en algún lugar donde tenemos la experiencia de celebrar tradiciones culturales diferentes a las nuestras, estemos atentos para que nuestra fe, nuestra preparación y nuestra identidad de discípulos misioneros, nos dé la capacidad y disponibilidad de entender y encontrar en dichas tradiciones la belleza, el sentido, la esperanza y profundidad que dichas tradiciones tienen para cada persona e historia de esa cultura o lugar.
Que podamos percibir la presencia de Dios hablándonos a nosotros de manera diferente y que, con mucho respeto y creatividad podamos integrarlas a nuestra experiencia de vida y de fe en esta conmoración de los fieles difuntos a la que Iglesia nos invita.
Escucha, Señor, nuestra suplicas y haz que, al proclamar nuestra fe en la resurrección de tu hijo, se avive también nuestra esperanza en la resurrección, de nosotros mismos y de nuestros queridos difuntos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu hijo. (De las liturgia de las horas.)