¡Oh Dios, que todos los pueblos te alaben!
Reflexiones sobre las lecturas del 6to domingo de pascua - (22 de mayo 2022): Hechos 15,1-2.22-29; Salmo 66; Apocalipsis 21,10-14.22-23; Juan 14,23-29
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
La nueva Jerusalén que Juan nos describe no necesita el templo, pues el mismo Dios se hace presente ahí.
En este sexto domingo de pascua la liturgia de la palabra nos sigue presentando la misión de llevar el mensaje a todo el mundo, desde diferentes perspectivas: Primero continúa contándonos la historia de salvación, desde las primeras comunidades cristianas a través del libro de los Hechos de los apóstoles. Segundo, Juan desde el libro del Apocalipsis nos comparte una visión sobre la nueva Jerusalén y en el evangelio, el mismo Juan, no vuelve a poner en el contexto de la ultima cena para dejarnos elementos importantes de la convivencia entre los discípulos misioneros, y de estos con el resto del mundo. Veamos entonces, lo que cada lectura nos trae:
Los hechos de los apóstoles en la primera lectura no presentan la controversia entre los apóstoles y algunas personas de la comunidad que afirmaban que los no circuncidados no podía entrar al Reino de los cielos. Este texto nos deja ver como las primeras comunidades dieron la importancia necesaria a los procesos de escucha y dialogo en momentos oportunos, por ejemplo, en los momentos que las cosas no están claramente definidas, en medio de controversias este proceso tuvo claro que debía ser inclusivo tanto en lo cultural, como en la diversidad de personas.
En la segunda lectura, el apóstol Juan nos presenta la visión sobre la nueva Jerusalén. Una nueva Jerusalén que reúne la tradición judía, la cual deja ver algunos rasgos fundamentales donde se incrustan como columnas, lo que nace nuevo. La nueva Jerusalén que Juan nos describe no necesita el templo, pues el mismo Dios se hace presente ahí. Manifestando su gloria y poder en medio de los han lavado sus ropas en la sangre del cordero, Jesus resucitado.
Finalmente, en el evangelio, el mismo Juan nos ubica en un texto conocido como el discurso de despedida de Jesus, el cual tiene como contexto la última cena. En dicho texto Jesus deja claro un vínculo que será el sello entre sus discípulos y el y; entre ellos mismos: El amor. A la misma vez Jesus sabe que no estará físicamente por mucho tiempo y entonces quiere que los discípulos también experimenten y estén seguros de que recibirán la fortaleza, la sabiduría y todos los dones necesarios para llevar adelante la misión, entonces les promete el Espíritu Santo. Animador, santificador y fortalecedor del proyecto del Reino.