Cambiaste mi luto en danzas. Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre
Reflexiones sobre las lecturas de 3o domingo de pascua (5 de mayo, 2019): Hechos 5,27b-32.40b-41; Salmo 29; Apocalipsis 5,11-14; Juan 21,1-19
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
La lectura de los Hechos de los apóstoles nos presenta a los discípulos respondiendo ante las autoridades judías sobre su predicación. Vale la pena reflexionar sobre lo que significa el testimonio y la fe en Jesus resucitado para los primeros discípulos.
La resurrección de Jesus no se puede comprobar históricamente, ni nosotros los creyentes lo necesitamos. Pero la prueba más segura y contundente de que Jesus resucito nos la da la nueva comunidad de discípulos que se fue formando alrededor de la fe en este hecho: Jesus Resucitado. Es ese testimonio poderos que afirma con hechos y palabras que Jesus sigue vivo y actuando no físicamente, sino a través de la comunidad.
Este proceso de conversión de los discípulos es individual y comunitario y a la vez los lleva al entendimiento de la misión y a perder el miedo de dar testimonio de que Él está vivo y que su mensaje sigue adelante. Con gran valentía pues, los que antes abandonaron al Señor, ahora proclaman que seguirán adelante porque “Hay que obedecer a Dios ante que a los hombres.”
El libro del apocalipsis, de donde procede la segunda lectura de hoy, no predice cuándo y cómo será la venida final de Jesus, sino que interpreta proféticamente la historia con la finalidad de fortalecer la esperanza de los discípulos. hoy, Juan nos comparte la celebración, el regocijo y el honor que se da a Jesús muerto y resucitado en el cielo, en la tierra, bajo la misma, en el mar y todo lugar. "Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza."
Finalmente, en el evangelio de Juan, el mismo autor del apocalipsis, nos presenta a los apóstoles en el lago Tiberiades. Ellos han regresado a sus antiguas labores de pescadores tras el supuesto fracaso de su maestro. Allí se les presenta Jesus y les manifiesta nuevamente su poder y su gloria a través de una pesca milagrosa, de comer con ellos y sanar la relación con Pedro para reafirmarlo como pastor.
Este segundo domingo de pascua, permitamos que Jesus nos diga a donde lanzar nuestras redes vacías para tener mejores resultados, que en la eucaristía podamos tener comunión con él y así nos reafirme en nuestro discipulado misionero.