¡Ojalá todo el pueblo sea profeta!
Reflexiones sobre las lecturas del 26 domingo del tiempo ordinario (30 de septiembre, 2018): Nm 11,25-29; Salmo 18; Sant 5,1-6; Mc 9,38-43.47-48
MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.
La lectura del libro de los números en el capítulo 11, capitulo que nos relata las diferentes etapas de la marcha del pueblo de Israel por el desierto, se detiene en uno de los retos comunitarios.
“La gente está cansada de lo mismo” piden más, tienen “el alma seca” y así, en esa realidad, llega la tentación de querer “volver a Egipto” frente a este reto la preocupación de Moises lo lleva a su al límite de paciencia, entonces al no tener respuestas, surge de su preocupación y enojo una bella oración de intercesión por el pueblo.
La respuesta Dios a esa oración no se hace esperar “Reunir setenta representantes del pueblo para repartir entre ellos el espíritu que estaba en Moisés” es la mejor manera de continuar acompañando al pueblo, de esa manera sería una misión de muchos y no sólo de Moisés.
El espíritu que reciben estos representantes del pueblo es profético, las circunstancias lo ameritan, ellos tienen que asumir la misión de profetizar, de ayudar al pueblo a tomar más y más consciencia de la realidad y de cómo esta realidad es parte de una historia encaminada a la tierra prometida. Este acompañamiento profético debe ayudar a todos a ver los que tiene detrás, un Egipto con abundancia de comida, pero con esclavitud y, también delante de ellos; el desierto, ruta difícil y desafiante, pero un medio para llegar a la tierra prometida.
Eldad y Medad quienes, sin estar en el momento del reparto de espíritu, también estaban profetizando; son señalados por Josué, quien pide a Moises que se lo prohíba. Moises quien había entendido mejor el sentido de la misión encomendada por Dios les responde fuertemente, queriendo hacerle consciencia a su ayudante: “¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor!"
Que al celebrar hoy la eucaristía cada uno podamos asumir y/o renovar nuestro discipulado misionero para llevar la alegría del evangelio a las periferias, alegría que renueva la esperanza ¿no es eso justamente lo que Dios quiere y espera de nosotros? ¡Que seamos profetas del Reino hoy y aquí!