21 domingo del tiempo ordinario, 26 de agosto, 2018

Tú tienes palabras de vida eterna

Reflexiones sobre las lecturas del 21 domingo del tiempo ordinario (26 de agosto, 2018): Jos 24,1-2a.15-17.18b; Salmo 33; Ef 5,21-32; Jn 6,60-69

MISSIO ofrece "Predicando Misión," como una ayuda de homilía, que proporciona conexiones a la misión a partir de las lecturas de los domingos, los Días festivos y los Días Santos.

“Este modo de hablar es muy duro, ¿Quién puede seguirlo?” 

Con esta pregunta, que nos presenta Juan en su evangelio, llegamos al domingo XXI del tiempo ordinario. Esta pregunta nos indica que tan difícil fue de entender y recibir el mensaje de Jesus en su tiempo: Un mensaje exigente y a la vez liberador.  

¿Como aceptar, interpretar y pasar este mensaje hoy? El papa Francisco en la exhortación apostólica La alegría del Evangelio (# 40-41) nos dice que la Iglesia, que es discípula misionera, necesita crecer en su interpretación de la Palabra revelada y en su comprensión de la verdad. El menciona, que la tarea de los exegetas y teólogos es ayudar a madurar el juicio de la Iglesia como también lo hacen las demás ciencias. El Papa nos invita a dejar que el Espíritu armonice en el respeto y el amor, las distintas líneas filosóficas, teológicas y pastorales presentes en la comunidad. Por último, nos menciona, que los enormes y veloces cambios culturales y tecnológicos requiere que la Iglesia preste atención para expresar las verdades de siempre en un lenguaje que permita advertir su permanente novedad.   

Regresamos, entonces a la pregunta: ¿Como aceptar, interpretar y pasar este mensaje hoy? Las lecturas de hoy nos dan pautas sobre la decisión que debemos tomar al reconocernos invitados por Dios a ser sus discípulos y así también ser parte de la comunidad eclesial, que es la comunidad de los han dicho SI a Dios a la misión.  

 No se trata de suavizar el mensaje, se trata de entregar este tesoro, a veces mal entendido y por esa razón no aceptado. Se trata de que llevar la alegría del evangelio es entender que este mensaje se encarna en los limites humanos, y que sabiendo que nunca podremos convertirlo en algo fácilmente comprendido y felizmente valorado por todos, debemos disce21 rnir los signos de los tiempos para que, junto con Pedro, con la predicación y la acción la Iglesia, podamos decir: "Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios" y llevemos así, con esta convicción buena noticia a otros y otros, para que juntos sigamos construyendo un mundo que vaya guiado por Jesus y su palabras de vida eterna.