Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas
Reflexiones sobre las lecturas del XXVIII domingo del tiempo ordinario (13 de octubre, 2019): 2 Reyes 5,14-17; Salmo 97; 2 Timoteo 2,8-13; Lucas 17,11-19
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
“Si morimos con él, viviremos con él. Si perseveramos, reinaremos con él. Si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo.” La liturgia de la palabra de este domingo XVIII del tiempo ordinario trae un doble mensaje:
Primero, nos recuerda sobre la presencia fiel de Dios y la universalidad de la salvación. Segundo, nos hace un llamado de atención como discípulos misioneros, para que reflexionemos, especialmente todos aquellos que creen que solo “los de adentro” los “de la parroquia” son los que adoptan buenos comportamientos y por lo tanto los únicos que recibirán la salvación. El salmo responsorial brota como una oración de alabanza, respuesta consecuente del proceso de reflexión: ¡El Señor revela a las naciones su salvación!
- ¿Que esperamos de Dios? a Naamán le parecía demasiado simple lo que el profeta le pedía hacer para curarse; él esperaba algo más complicado, incluso mas espectacular... ¿Ocurre esto hoy día también entre nosotros?
- ¿Quiénes son los pobres y marginados (los actuales "leprosos") de hoy?
- ¿Somos conscientes de los milagros de cada día en nuestra vida, en nuestra familia y comunidades? ¿Vivimos en un espíritu de acción de gracias?
El gran riesgo del mundo hoy es la manera o estilo de vida en que vivimos. Un mundo complejo que le cuesta entender a Dios y lo que viene de él. Un mundo individualista, que toma todo por hecho. Un mundo que nos reta con la tentación del poder en diferentes niveles. Un poder que nos produce una consciencia aislada, cerrada y enfocada solo en nosotros.
Que hoy cada uno de nosotros renovemos nuestro encuentro personal con Jesus. Que al menos tomemos la decisión de dejarnos encontrar por él. Que nada nos permita quedar excluidos de la alegría que trae este encuentro. Que a la vez reconozcamos la presencia siempre fiel de Dios con nosotros y la universalidad de la salvación. Que reanimemos nuestra capacidad de reconocer a Dios obrando en nuestra vida y que, de esto, brote un espíritu y una oración de alabanza cada día. Comprometiéndonos a ser instrumentos y signos de sanación, perdón, justicia y paz en el mundo.