El Señor es clemente y misericordioso
Reflexiones sobre las lecturas del XIV domingo tiempo ordinario (5 de julio, 2020): Zacarías 9,9-10; Salmo 144; Romanos 8,9.11-13; Mateo 11,25-30
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
Hay tantos motivos para estar agobiados.
¡Ven a mi cuando te sientas cansado y agobiado! Es el mensaje de Jesus hoy, a través de la liturgia de la palabra de este domingo XIV. Muchas veces estamos cansados agobiados y sin esperanza, debido a los retos, a la rutina o por situaciones económicas o familiares; especialmente en estos tiempos de pandemia del COVID 19, hay tantos motivos para estar agobiados.
Cuando esto sucede, te sientes solo. También a veces, sientes que lo que te pide Dios a través de la vida es prácticamente imposible. Que no tienes la fuerza física, ni la voluntad necesaria para seguir adelante. Creemos a veces que quienes sigue a Jesus son perfectos y que nosotros no somos dignos “ni siguiera de amarrar” la cinta de los zapatos de algunos de esos seguidores.
Nada mas equivocado, ya que Jesus te entiende, él nos entiende a cada uno y sabe que es “natural” sentirse a veces casados, solos y desesperanzados. Por eso hoy por medio del evangelio de Mateo nos dice y nos recuerda que “no estamos solos”
Jesus en este contexto perturbador de la existencia humana nos llama, nos atrae a el y a sus enseñanzas, invitándonos a que nos acerquemos más y más a él y nos asegura que “su yugo es suave y su carga es ligera” ya que su ley es el Amor. Amor que libera y da vida; dándola en abundancia a todos aquellos que dicen “si” a esta cercanía con Jesus.
Jesus nos invita de esta manera nos invita a ser sus discípulos, sus testigos ante el mundo. Jesus quiere evangelizadores que anuncien la buena noticia no solo con palabras sino sobre todo con una vida que se ha transfigurado en la presencia de Dios.
El reino de Dios se vive con corazón humilde, libre de prepotencia y abierto siempre a Dios. Es el mismo Jesus quien nos fortalece, nos ayuda encontrar nuestra vocación y nos lanza más allá de nuestra zona de confort, para llegar a las periferias donde están los que necesitan escuchar de él. Y donde a la vez encontraremos la razón de nuestra propia jornada de fe.
¡Confiemos en Jesus hoy y proclamemos juntos a una sola voz las bienaventuranzas del Señor!