No desprecian a un profeta más que en su tierra
Reflexiones sobre las lecturas del XIV domingo del tiempo ordinario - (4 de julio 2021): Ezequiel 2,2-5; Salmo 122; 2 Corintios 12,7b-10; Marcos 6,1-6
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
En este XIV domingo del tiempo ordinario, el evangelio de Marcos nos cuenta como Jesus llega con sus discípulos a la ciudad que lo vio crecer y donde viven sus familiares, Nazaret. Hoy este evangelio nos deja ver como los paisanos de Jesus no han sabido ver en él al profeta. Ya que un profeta es alguien “que habla en nombre de Dios” y cuesta ver a quien consideramos “uno de nosotros” como un enviado de Dios.
No es fácil reconocer el paso de Dios en nuestra vida y en la vida de la comunidad, especialmente cuando ese paso se reviste de “manera común.” Nos cuesta pensar que estos momentos en que vivimos son tiempos especiales y que Dios prepara las personas necesarias para cada momento de la historia: hoy es nuestro tiempo y nuestro Kairós (tiempo de Dios)
A veces quisiéramos y esperamos que Dios se manifieste de maneras espectaculares, pero el enviado de Dios, su hijo, como en el evangelio, come con nosotros, camina nuestros pasos y viste como nosotros, la mayoría de las veces Dios se presenta a través de los actos ordinarios de la vida. Con frecuencia nuestros ojos no están preparados para ver y entender que a través de estos signos comunes, el paso de Dios en nuestra historia.
¿De dónde saca esto que enseña en la sinagoga? Los habitantes de Nazaret no pueden creer lo que oyen de parte de Jesus. La sabiduría con la que habla y los signos del Reino que pueden brotan de su vida no parecen reconocerlos y ahí está el problema ya que la novedad de Dios está siempre más allá de lo conocido, de lo aparente.
Pero este “más allá” de lo aparente, no es un mas allá sin fin, sino, “un mas allá” de lo que esperamos y a la vez es un “más acá” de lo que imaginamos, No estamos lejos de esta buena nueva, solo hay que estar disponible de salir al encuentro de aquel que es en sí mismo es la buena nueva. “Dios ocultó estas cosas a los sabios y prudentes, revelándoselas a los sencillos”
Como discípulos misioneros de este siglo XXI ¿Estamos viviendo este tiempo, como nuestro tiempo? ¿Cuál es el rol que la Iglesia debe jugar hoy? ¿Somos conscientes del paso de Dios por nuestra historia?