Misión en la Escritura

XIII domingo tiempo ordinario - 28 de junio, 2020

Written by Equipo MISSIO | Jun 23, 2020 6:41:06 PM

Cantaré eternamente las misericordias del Señor       

Reflexiones sobre las lecturas del XIII domingo tiempo ordinario (28 de junio, 2020): 2 Reyes 4,8-11.14-16a; Salmo 88; Romanos 6,3-4.8-11; Mateo 10,37-42

MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.

Pidámosle a Dios la gracia que, como discípulos misioneros, se nos reconozca como hombres y mujeres de Dios.    

Llegamos hoy al XIII domingo del tiempo ordinario, las lecturas de hoy nos recuerdan que Jesús camina con nosotros y nos modela cómo ser sus discípulos, también nos explica en qué consiste el amor de Dios, y nuestro actuar en el mundo, en el marco de nuestra relación personal con Él.  

La primera lectura, del segundo libro de los Reyes, nos relata el encuentro con el profeta Eliseo; de una pareja de esposos, de edad avanzada que vivían en una condición económica privilegiada y sin hijos. La mujer, de dicha pareja, inmediatamente lo identifican como un hombre de Dios y procura asignarle un aposento digno para el Profeta. Eliseo, le profetiza la pronta venida de un hijo a su hogar, reafirmando de esta manera la respuesta amorosa de Dios a la generosidad y hospitalidad ofrecida para sus enviados. 

La segunda lectura, de la carta a los Romanos, nos confirma nuestra unión con Cristo, nos recuerda que como cristianos hemos sido incorporados a Jesús, por medio del bautismo, y así como morimos con él, asimismo resucitaremos con él, en el bautismo morimos al pecado y resucitamos al amor de Dios.  

En el evangelio de Mateo, de igual manera, Jesús profundiza en la relación de amor que tenemos con él, compara nuestras querencias y amores más cercanos, recordándonos que nuestra relación con él es la más importante de todas, al mismo tiempo nos reafirma que el sentido de bondad, de justicia y hospitalidad hacia sus discípulos, será devuelto de la misma forma en que lo hemos dado. 

Pidámosle a Dios la gracia que, como discípulos misioneros, se nos reconozca como hombres y mujeres de Dios. Y a la vez podamos reconocer la presencia de él en otros. También pidamos para que nuestra fe, se simiente en la promesa de la fidelidad y amor eterno de Dios. Pidamos para que la nueva normalidad” que vivimos en medio de la pandemia del COVID 19, sea realmente “una vida renovada” por el evangelio y que, movidos por el amor al Padre, actuemos con prontitud y con bondad con el que necesite de nosotros, llevando la buena nueva que da esperanza 

“Quien le dé, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser mi discípulo, yo les aseguro que no perderá su recompensa”.