Nuestra vocación es la libertad
Reflexiones sobre las lecturas del XIII domingo del tiempo ordinario (30 de junio, 2019): Reyes 19,16b.19-21; Salmo 15: Señor; Gálatas 5,1.13-18; Lucas 9,51-62
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
Hoy como ayer, Jesus sigue llamando a hombres y mujeres a ser sus discípulos y a comprometerse con la misión de llevar la alegría de la buena nueva que da esperanza. Un llamado a poner las manos en el arado y no mirar atrás, un llamado a ser los protagonistas de la construcción de un mundo que gire al ritmo de Dios, donde reine la paz con justicia.
Hoy llegamos al domingo XIII del tiempo ordinario y las lecturas de la liturgia de hoy nos refirmaran en la vocación y la libertad. Jesus exige de sus discípulos: Disponibilidad, ruptura con el pasado y una decisión irrevocable de seguirlo.
Disponibilidad para vivir en la inseguridad de “no tener nada y de no llevar nada”, es un llamado a vivir la vida en clave de “salida y encuentro” lejos del querer estar todo el tiempo en “la zona de confort” para estar dispuestos a ir a las periferias.
Ruptura con el pasado, con las viejas estructuras personales y sociales que atan y no dejen ser libre y generan la muerte física y espiritual. Es importante que los discípulos misioneros miren siempre hacia adelante y que anuncien la Buena Nueva con esperanza.
Una respuesta irrevocable, es importante que “el sí” del discípulo misionero sea un si mariano, un si decidido, sin vacilaciones, un si con un compromiso total. Un si que se mantenga firme en las diferentes circunstancias. Un si con una claridad personal y comunitaria que transforme estructuras y lleve esperanza.
El seguimiento de Jesus es una invitación y un don de Dios, que a la vez necesita una respuesta firme, es una conquista diaria que solo se logra por amor, que solo alcanzamos enamorados por la causa de Jesus, no hay otra manera; solo el amor del Padre, dado a través de la salvación de Jesus y en el poder del Espíritu Santo es el que una vez instalado en nuestras vida nos mueve, nos fortalece y da sentido a lo demás.
“Ama y haz lo que quieras”, decía san Agustín; porque si amas, no vas a hacer “lo que quieras”, sino lo que debes, lo que el Dios amado espera de ti. Es la libertad del amor la conduce nuestras acciones. Tenemos una vocación universal a la libertad, nos recuerda pablo hoy, vayamos entonces a vivir la libertad que nos da ser discípulos de Jesus y seamos protagonistas de la construcción de una vida, de una comunidad y una sociedad que viva actitudes nuevas que nacen del evangelio del amor y la libertad: Una Buena Nueva que da alegría y trae esperanza.
