¿Quién es éste a quien las aguas obedecen?
Reflexiones sobre las lecturas del XII domingo del tiempo ordinario - (20 de junio 2021): Job 38,1.8-11; Salmo 106; 2 Corintios 5,14-17; Marcos 4,35-40
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
Que este domingo XII del tiempo ordinario nos ayude a reflexionar en nuestro discipulado y misión en un mundo que se ve retado por las dificultades y desigualdades.
Este domingo XII del tiempo ordinario, nos trae por medio de la liturgia de la palabra, el relato conocido como “el de la tempestad” en el evangelio de Marcos. En este texto encontramos varios símbolos importantes. La barca es considerada símbolo de la Iglesia. La tempestad, que irrumpe y distorsiona las aguas es signo de las dificultades y conflictos, así también representaba el mal en tiempos antiguos.
¡Jesus está dormido en la barca, durante la tormenta! Esto también tiene un simbolismo especial, Esto nos habla sobre la presencia silenciosa de Dios en la vida y en la historia de nuestras comunidades. Esta presencia silenciosa de Jesus llama también la atención a nuestra paciencia y nuestra fe. Es en esta presencia que debemos estar seguros y confiar.
La reacción de los discípulos los deja “mal parados” en la historia, pues denota una fe débil y su incapacidad frente a la tormenta y el peligro que esta trae. De ahí que temerosos en vez de pedir o clamar a Jesus, le reclaman: “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?
Jesus frente al llamado de sus discípulos, muestra su poder sobre la naturaleza y sobre el mal. Después también les pregunta: "¿Por qué son tan cobardes? ¿Aún no tienen fe?" Pues ellos sabían que él, estaba en la barca con ellos. Jesus les hace reflexionar nuevamente en la confianza en su presencia y en la misión que les encomendara.
Que este domingo XII del tiempo ordinario nos ayude a reflexionar en nuestro discipulado y misión en un mundo que se ve retado por las dificultades y desigualdades. Que hoy fortalezcamos nuestra fe, nuestro Amor y nuestra esperanza; y que, con creatividad y audacia nos lancemos a las periferias para llevar la alegría del evangelio.
Dios, Padre nuestro, que, en Jesús que es el Señor, y nuestro hermano, has hecho renacer nuestra esperanza de un cielo y una tierra nuevos; te pedimos que nos hagas discípulos constructores del Reino de Dios, de modo que sepamos transmitir a nuestros hermanos, con la palabra y con las obras, las razones de la esperanza que nos sostiene. Amen.
