Alabaré al Señor toda mi vida
Reflexiones sobre las lecturas de la Sta. Rosa de Lima (23 de agosto, 2019): Rut 1,1.3-6.14b-16.22; Salmo 145; Mt 22,34-40
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
Hoy celebramos a Sta. Rosa de Lima. Patrona de la ciudad de Lima y de Perú, América y las filipinas. Su fiesta se celebra en Perú el 30 de agosto. Canonizada en 1671, es la primera mujer americana proclamada santa. Su nombre era Isabel, pero su madre empezó a llamarla “rosa” por su belleza física. Durante el sacramento de confirmación recibió definitivamente este nombre con el cual es conocida ahora por el mundo. nació en Lima, Perú en el año 1586. Tuvo a Santo domingo y Sta. Catalina de Siena como modelos de vida. Murió el 24 de agosto de 1617 a los 31 años.
Sta. Rosa de Lima a sus 25 años se convirtió en terciaria dominica y colaboro con San Martin de Porres en su labor con los pobres, los indígenas, mestizos y enfermos. Siguió una vida ascética de oración contemplativa y penitencia. Desde su momento histórico y su seguimiento a Jesucristo, Sta. Rosa es un ejemplo misionero para la Iglesia de como brindar la verdad siempre nueva del evangelio.
El Papa Benedicto XVI en 1986, en la misa celebrada en el Santuario Sta. Rosa en Lima, Perú, nos dijo que la vida espiritual de esta santa nos deja tres puntos muy válidos para la vida de la Iglesia hoy:
El primero de ellos es la oración. Entendida esta no como recitación de palabras, sino como relación profunda con Dios. Para permitir que el Espíritu Santo irrumpa con su poder y transforme todo el ser.
El segundo es el amor preferencial por los pobres. El cual surge espontáneamente de la relación de amor con Cristo el sirvo doliente: Amor, solidaridad y acción es la jerarquía de valores para el discípulo de Jesus.
Y, el tercero, es la misión. Sta. Rosa de Lima nos muestra a través de sus palabras y acciones una visión universal de la fe: “¡Escucharme, pueblos! ¡Escucharme, naciones! Por mandato de Cristo os exhorto". Ella no solo como discípula, sino como misionera hace el llamado a todos los pueblos a vivir la comunión con Jesus y la radicalidad de ser su mensaje.
Demos gracias a Dios que nos regala el ejemplo de esta mujer del continente americano. Demos gracias en ella por todos aquellos, discípulos misioneros que cada día ofrecen su oración, su amor preferencial por los pobres y van las periferias existenciales para llevar la buena nueva. Finalmente, comprometamos, a seguir el ejemplo de oración, acción y solidaridad que Sta. Rosa nos legó.
