…y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?
Reflexiones sobre las lecturas de la Solemnidad de Pedro y Pablo, apóstoles. (29 de junio, 2020): Hch 12,1-11; Salmo 33; 2Tim 4,6-8.17-18; Mt 16,13-19
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
Pedro y Pablo representan en este nuevo testamento modos diversos, fundamentales y complementarios de seguimiento a Jesús...
“Proclamad conmigo la grandeza del Señor,” No es casualidad que la Iglesia nos proponga esta solemnidad, después de celebrar el nacimiento de Juan Bautista, el profeta-apóstol que se ubica en el centro de la historia de salvación, como profeta de la transición, permitiendo así que Jesus llegue a esta historia, partiéndola en un antiguo y en un nuevo testamento. Para permitir también que Jesus, nos presente el Amor Padre en su misma presencia, nos haga parte y nos lance en el poder de Espíritu Santo a la misión de llevar la buena nueva que da esperanza como Iglesia siempre en salida.
Pedro y Pablo representan en este nuevo testamento modos diversos, fundamentales y complementarios de seguimiento a Jesús, Pedro y Pablo ayudaron a la naciente comunidad de discípulos a reflexionar y encontrar su identidad, a realizar su propia organización y a encontrar la razón de estar en el mundo por medio de retomar misión en sus propios contextos sociales, culturales y religiosos.
Esta naciente comunidad cristiana, siente y tiene la necesidad de reflexionar en la vida, en los hechos, en la pasión, muerte y resurrección de su fundador y maestro. De esta manera esta comunidad, Reconociéndose poco a poco como una Iglesia en salida que recuperar e incorpora la práctica de Jesus y toda esa historia de salvación. Fortaleciendo así el ¿Por qué? De continuar la misión de llevar la alegría de la proclamar a Jesus como el Señor más allá de las propias fronteras.
Que sea esta fiesta de Pedro y Pablo la que nos ayude a reafírmanos como Iglesia, que estemos siempre regresando a las fuentes para nutrirnos, que permitamos que sea Jesus, quien nos renueve y de sentido a la misión en nuevos y diferentes contextos de esta historia, ya sean estos, culturales, sociales, económicos, etc.
Que como dijo San Juan Pablo II al hablar sobre la misión a los obispos de Asia en noviembre de 1999, que la prioridad misionera sea una siempre una predicación alegre, paciente y progresiva de la muerte y resurrección salvífica de Jesucristo, quien nos ha dejado siempre personas como Pedro y Pablo, quien en cada su momento histórico respondieron a la ese envío para contribuir con sus dones, con su historia personal a que esta comunidad de Cristo, la Iglesia, continúe presentando de palabra y de obra la buena nueva de Jesus.