Mi alma está sedienta de ti, mi Dios
Reflexiones sobre las lecturas de Santa Maria Magdalena. Fiesta. (22 de julio, 2020):Cant 3,1-4a; Salmo 62; Jn 20,1.11-18
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
El Salmo de hoy nos habla del alma que está sedienta de Dios, no hay otra cosa que calme la sed del salmista, que la presencia de Dios...
Hoy celebramos a María Magdalena, discípula de Jesús, el Papa Juan Pablo II, en 1988, se refirió a ella como la “apóstol de los apóstoles” y en el año 2016 la Congragación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, publicó un decreto por el cual se eleva litúrgicamente, su celebración al grado de fiesta en el Calendario romano general.
La primera lectura de este día del libro del Cantar de los Cantares nos hace referencia a la figura de la esposa que ama y busca sin descanso al sujeto de su amor, sale a preguntar en las calles: ¿han visto al que ama mi alma?, su búsqueda por el amado, nace de la seguridad, de saber que ese a quien ama su alma, es por quien se sabe amada y ese amor no la deja descansar hasta encontrarle.
El Salmo de hoy nos habla del alma que está sedienta de Dios, no hay otra cosa que calme la sed del salmista, que la presencia de Dios, la añoranza por su presencia, la necesidad de adorar su gloria y su poder, de contemplarle en su santuario, nada sobrepasa al amor de Dios, porque el salmista ha sido testigo del auxilio que Dios le ha dado, y ha decidido adorarle el resto de su vida porque su alma está adherida a Dios, y junto a Dios se siente seguro.
El Evangelio según San Juan, nos narra cómo María Magdalena es la primera en ser testigo de la resurrección de Jesús, no importándole la persecución oficial, por su cercana vinculación con Jesús, permaneció con él al pie de la cruz, para luego buscarlo con angustia, preguntando ¿a dónde se lo han llevado?, es Jesús mismo quien le responde, llamándola por su nombre, ella a su lo reconoce, llamándolo “maestro”, de esta manera Jesús le da la misión de anunciar a los demás que lo ha visto y que pronto volverán a juntarse.
La enseñanza de la celebración de hoy es sin duda, la búsqueda del amado, el anuncio de su resurrección, el deseo de seguir a Jesús, la sed de su incomparable amor. María Magdalena, vivió en carne propia, ese fuerte sentimiento de la esposa del Cantar de los Cantares, buscando al amado, caminó con y hacia Jesús, repitiendo el salmo “Señor mi alma tiene sed de ti”, y así es la “apóstol de apóstoles”, con el corazón encendido de amor por el Señor, proclamó junto a los demás discípulos su resurrección y su eterno amor.
