El que persevere hasta el final se salvará
Reflexiones sobre las lecturas de la fiesta de San Esteban (26 de diciembre, 2019): Hch 6,8-10; 7,54-60; Salmo 30; Mt 10,17-22
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
La liturgia de la Iglesia prolonga la solemnidad de la navidad por 8 días, tiempo llamado litúrgicamente como la octava de navidad. En este segundo día de la octava de navidad, se presenta el martirio de Esteban, protomártir de la iglesia, el llamarlo así “protomártir” quiere decir que él fue el primer mártir.
A lo largo de la historia han sido muchos los hombres y las mujeres que han sellado con sangre su experiencia de fe como discípulos de Jesus. Alrededor del mundo y, en especial en Latinoamérica, donde tenemos muchos rostros que nos reafirman este don del martirio. Entre ellos a San Mons Romero quien entrego su vida por el evangelio llamando a la conversión a todos, en especial a quienes con sus decisiones y acciones implantaban la violencia, la injusticia y el abuso a los derechos humanos.
El martirio de Esteban presentado en esta octava de navidad descubre el sentido auténtico de la encarnación de Dios: Esteban y su martirio vinculan a Belén con el calvario, al pesebre con la cruz y nos recuerdan que la lucha contra el pecado produce la confrontación entre el bien y el mal, entre el odio y el perdón, entre la justicia y la injustica, entre la verdad y mentira y entre la indiferencia y la solidaridad. Éste es el camino que Jesús indicó claramente a sus discípulos, como atestigua el Evangelio de Mateo hoy: “Serán odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará” (Mt 10, 22).
Por eso hoy de manera especial oramos por los cristianos que son perseguidos en el mundo por razones de su testimonio o defensa del evangelio y pedimos la intercesión de San Esteban, protomártir, y la de todos los santos mártires como San Mons Romero, que continúen intercediendo por nosotros y nos ayuden a tomar nuestra misión personal y comunitaria, para llevarla a cabo hasta el fin. Que seamos discípulos misioneros de una Iglesia siempre en salida, que anuncian la buena noticia no solo de palabra sino sobre todo con una vida que se ha transfigurado en la presencia de Dios, quien esta con y entre nosotros.