Tú tienes palabras de vida
Reflexiones sobre las lecturas para San Atanasio de Alejandría, Obispo y doctor de la Iglesia (memorial) (2 de mayo, 2020): Hch 9,31-42; Salmo 115; Jn 6,60-69
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
Pidamos a San Atanasio que nos acompañe en nuestra reflexión de hoy...
Tiempo de pascua, tiempo de pandemia, en fin, tiempo de resurrección para un mundo que necesita renovarse. Así llegamos a la celebración de la memoria de San Atanasio de Alejandría. El Padre de la Iglesia que centro su vida y su reflexión teológica en proclamar a Jesus como hijo de Dios: Dios y hombre consubstancial con el Padre.
Las lecturas de hoy nos describen las comunidades pascuales donde germina y operan la verdad del evangelio a través de los apóstoles. También, nos dejan ver sobre las exigencias que este evangelio trae para los discípulos. Pidamos a San Atanasio que nos acompañe en nuestra reflexión de hoy y que con su intercesión podamos ser la comunidad de la fe y de la esperanza en este tiempo de crisis mundial
La primera lectura de hoy nos llega de los Hechos de los Apóstoles y nos presenta uno de los argumentos más convincentes de la fe cristiana: los milagros. Pedro el misionero, llevando la buena nueva de Jesus de un lugar a otro, curando enfermos y resucitando muertos. Si nos fijamos bien detrás de los beneficiados hay una comunidad que intercede por ellos.
Esta presencia de la comunidad intercesora debe ser nuestro primer punto de atención y reflexión, pues los milagros por su naturaleza extraordinaria son los que más pueden llamar nuestra atención. Así, nos daremos cuenta del papel intercesor que juega la comunidad. Un papel vital para que los milagros sucedan. Hasta podríamos afirmar que una comunidad que entienda la relación vital que existe entre el bienestar individual y el colectivo es ya en si misma capaz de lograr milagros.
Jesus, a través de san Juan en el evangelio, frente a las exigencias de nuestro discipulado hoy, nos presenta el segundo punto de reflexión, al preguntarnos junto a los discípulos: ¿Estas exigencias los hace vacilar? A la misma vez nos anima, recordándonos que sus palabras son Espíritu y vida; que nadie puede llegar a él, si el Padre no lo permite. Nosotros al igual que sus más cercanos discípulos; los apóstoles, ya lo conocemos y lo hemos recibido a través de la Iglesia, que es la comunidad intercesora.
Renovemos pues en este día, junto a San Atanasio, nuestra fe y pertenencia a esta comunidad intercesora, reafirmemos nuestra solidaridad con los que más lo necesiten y seamos testigos del milagro del amor, y finalmente, como Pedro seguros que no hay nadie mejor al cual acudir proclamemos con nuestras acciones y a una sola voz: ¡Jesus, tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios!