¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!
Reflexiones sobre las lecturas del Quinto domingo del tiempo ordinario - (7 de febrero 2021): Job 7,1-4.6-7; Salmo 146; 1Cor 9,16-19.22-23; Mc 1,29-39
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
Este domingo podemos renovar nuestro discipulado y con la confianza de que Dios está con nosotros podamos enfrentar estos momentos difíciles donde...
¿Cómo nos está afectando estos momentos difíciles de la pandemia y sus consecuencias? ¿Cómo nos afectan los momentos de cansancio, de depresión, cuando el tiempo se hace largo y tendemos a perder el entusiasmo de vivir? ¿Nuestra relación Dios se ha tornado más cercana o lejana en esta realidad de hoy? ¿Somo solidarios con la gente a nuestro alrededor?
En las lecturas de este quinto domingo del tiempo ordinario, el evangelio contrasta fuertemente con la primera lectura, que nos llega del libro de Jacob, una pieza importante de la literatura hebrea, la cual nos presenta a su protagonista; Job haciendo una reflexión sapiencial sobre la presencia del mal en el mundo, a la cual contrapone la presencia de Dios. Job es creyente que a pesar de todo dialoga con Dios para decirle lo siente y lo que piensa.
En el evangelio de Marcos, nos encontramos con la suegra de Pedro, la cual es curada. Jesus sana los corazones y cura las heridas. Estas bendiciones son parte importante de la buena noticia que Jesus nos trae. Nosotros como discípulos de Jesus también podemos sanar corazones heridos, cuidar a los enfermos y ayudar a su sanación. Podemos renunciar y luchar frente al mal e invitar a otros hacer lo mismo. Ser discípulos misioneros es ser colaboradores en la obra de Jesus. Miembros de una iglesia en salida que es capaz de extender el reino con palabras y acciones.
Que este domingo podemos renovar nuestro discipulado y con la confianza de que Dios está con nosotros podamos enfrentar estos momentos difíciles donde necesitamos hacer el bien, rechazar, denunciar y luchar en contra del mal.
Padre bueno que escuchas y atiendes los clamores de tu pueblo, y que en Jesús nos mostraste el proyecto del Reino, para la salvación para tus hijos e hijas. Haz de nosotros discípulos audaces, que, en medio de las circunstancias actuales, sepamos ser servidores de todos, especialmente de tus más necesitados, solos y abandonados. Que seamos constructores de un mundo en el que todos y todas podamos relacionarnos como tus hijos, para que la humanidad y la creación que sufre pueda también renovarse, y así realizarse plenamente en paz y bienestar. Tú que vives y amas por los siglos de los siglos. Amen