Yo soy la resurrección y la vida
Reflexiones sobre el quinto domingo de cuaresma (29 de marzo, 2020): Ezequiel 37,12-14; Salmo 129; Romanos 8,8-11; Juan 11,1-45
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
Que este quinto domingo de cuaresma nos ayude a tener claro que Dios es un Dios fiel que cumple sus promesas.
Esta cuaresma 2020 se ha vivido en muchos lugares del planeta en medio de un ambiente incierto en relación con nuestra salud física, mental y espiritual. La pandemia del coronavirus nos ha dado un contexto cuaresmal único. Con esto en cuenta reflexionemos entonces en los textos de hoy:
La primera lectura que nos llega del libro del profeta Ezequiel nos trae las palabras seguras y esperanzadoras del profeta en momentos de exilio, en momentos de crisis publica, donde se experimentaba desesperanza y muerte: "Yo mismo abriré sus sepulcros, y los haré salir de sus sepulcros, pueblo mío, y los traeré a la tierra de Israel.” Proclama el profeta en nombre de Dios y, agrega: “Les infundiré mi espíritu, y vivirán; los colocaré en su tierra y sabrán que yo, el Señor, lo digo y lo hago."
La segunda lectura de la carta a los Romanos nos habla “del espíritu de Cristo” que ha sido entregado a sus seguidores, a sus discípulos. Este Espíritu ayuda a hacer la voluntad de Dios en esta vida, “a no vivir entregados a los apetitos desordenados” a la vez el texto nos hace una propuesta: “Si el espíritu que resucito a Jesus habita en ustedes, el mismo infundirá nueva vida, aunque el cuerpo muera a causa del pecado”
El evangelio de Juan nos trae el séptimo y último signo que nos presenta el evangelista antes de que Jesus enfrente su propia muerte: La resurrección de lázaro, texto muy apropiado tanto para el final de la cuaresma 2020 y como también para la realidad que enfrentamos en el mundo. En dicho evangelio se entrelazan tres clases de muertes en las que podemos meditar: La muerte de Jesus, la muerte de lázaro y en ella nuestra propia muerte.
Que este quinto domingo de cuaresma nos ayude a tener claro que Dios es un Dios fiel que cumple sus promesas y que al igual que en Ezequiel lo que él dice lo hace. Que podamos ver y entender a través de la historia de la resurrección de Lázaro que el mismo Jesus es la resurrección y la vida. Que hoy que nos preparamos para vivir el triduo pascual y que enfrentemos una las crisis mundiales más fuertes de la historia moderna con la seguridad que Dios responde en momentos difíciles, que él está siempre presente, no duerme, está activo, observa, ayuda y, a su tiempo actúa oportunamente (San Romero)
