“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido”
Reflexiones sobre las lecturas de la Misa Crismal (29 de marzo, 2018): Isaías 61, 1-3a. 6a. 8b-9; Sal 88, 21-22. 25 y 27; Apocalipsis 1, 5-8; San Lucas 4, 16-21
MISSIO ofrece "Misión en la Escritura" para alimentar un corazón misionero, proporcionando reflexiones sobre los temas misioneros en las lecturas de los domingos, fiestas y días festivos.
La palabra “Crisma” viene del latin “Chrisma” que significa “unción” La misa Crismal es la celebración donde se consagra el santo crisma y se bendicen los otros oleos o aceites (Para los enfermos y los que se van a bautizar) esta acción de consagración y bendición se puede considerar una de las expresiones fundamentales de la plenitud sacerdotal del obispo, esta celebración que se celebra cada jueves santo, ordinariamente en la catedral; y nos deja en la puerta del triduo pascual, es presidida por el obispo y este es acompañado de todos o de la mayoría de los sacerdotes que pertenece o sirven en la diócesis local.
Es precisamente del triduo pascual de donde nace la fuerza de esta celebración litúrgica que nos hace encontrarnos como pueblo sacerdotal, profético y real. De modo particular se centra en aquellos que han recibido la unción de sacerdocio ministerial, les ayuda a revivir y renovar ese don, recordándoles también su pertenecía al clero local que junto a su obispo y los diáconos quieren renovar su entrega al pueblo y que, como pastores del mismo, se comprometen a “oler a ovejas” confiados en la Palabra del aquel que los llamo y los sostiene con su gracia diariamente.
La unción conlleva una misión, retomemos en semana, esta celebración para renovar la misión de la Iglesia y unámonos a la invitación de Papa Francisco para juntos como pueblo sacerdotal refirmemos que en virtud de nuestro bautismo cada miembro de este pueblo se ha convertido en un discípulo misionero (EG #120.)
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